Michel puede contar de primera mano a su hijo Adrián el burbujeo que se siente en el estómago cuando se viaja con el Madrid para jugar un partido de Copa de Europa: "Conste que me alegro por mi chaval tanto como por la llamada de Fabio a otros ocho canteranos. Con él no hay privilegios".

El padre de Adrián González (18 años) tenía apenas 16 cuando le tocó jugar en Castalia, ante el Castellón, en el que fue su debut con el primer equipo del Real Madrid. Una huelga de futbolistas le permitió tener su domingo de gloria siendo un pipiolo: "Ganamos 0-2 y encima marqué un gol de penalti. Fue un buen estreno...".

En Europa entró por la puerta grande. Vivió en primera persona la conquista de las dos Copas de la UEFA, labradas con remontadas para el recuerdo. "Mi debut fue ante el Wacker Innsbruck en el Bernabéu. Les metimos una manita (5-0) y es imposible olvidarlo porque yo marqué el 1-0. Luego llegarían las noches del Borussia, del Anderlecht, del Inter...".

Estreno.

El carrilero diestro del imparable Madrid de la Quinta del Buitre tuvo que esperar dos años para debutar en la Copa de Europa, la única competición que se le resistió en su brillantísimo currículo: "Fue en Ginebra, ante el Young Boys suizo. Traducido al castellano significa 'Chicos Jóvenes'. Encima, nos ganaron".

Míchel asume que su aprendizaje fue a base de golpes de autoridad "como en Oficial y Caballero. Compartir vestuario, vuelo y hotel con gente como Juanito, Santillana, Camacho, Stielike, Chendo o Gallego marca mucho". Adrián, su hijo, se subirá hoy a un avión con Beckham, Ronaldo o Roberto Carlos. En realidad, los tiempos no han cambiado tanto...