"Esos belgas nos volvían locos con el fuera de juego"

Zoco

"Esos belgas nos volvían locos con el fuera de juego"

"Esos belgas nos volvían locos con el fuera de juego"

Zoco (31-7-1939) podría escribir un libro sobre sus duelos europeos con el Anderlecht. Jugó los cuatro partidos de 1962 y 1966. Conoció las dos caras de la moneda...

Ahora que viene el Anderlecht, ¿qué le dice la fecha del 5 de septiembre de 1962?

Todo, porque esa noche hice ante los belgas mi debut oficial como jugador del Real Madrid. Estaba todavía en una nube al compartir vestuario con Puskas, Di Stéfano, Gento, Amancio o Santamaría. Pero muy pronto bajé de ella...

¿Se lesionó?

¡Qué va, chaval! Marqué el primer gol del partido. Recuerdo que Gento, que parecía que iba en patinete, me puso un 'melón' inmejorable y metí mi cabeza para poner el 1-0. ¡Imagínese eso en mi debut y, además, en la Copa de Europa!

Pero me ha contado un pajarito que el estreno se agrió.

No me cuente películas que yo también tengo la colección del Centenario que hizo el AS. Pero es verdad, porque Van Himst, que era una de sus figuras, y Janssens nos empataron antes del descanso. Acabamos 3-3. Un desastre.

Y en la vuelta, un humillante K.O. en la primera ronda.

No es por disculparnos, pero es que aquellos belgas nos volvían locos con el fuera de juego. Les entrenaba Pierre Sinibaldi, que luego acabó en Las Palmas. Ese hombre nos hizo polvo con la táctica del fuera de juego. Ningún equipo se había atrevido a ponerla en práctica hasta el Anderlecht. Nunca vi tan desesperado a Di Stéfano, porque no había manera de que le llegara un balón para encarar a su portero. ¡Esos belgas nos volvieron locos con el fuera de juego!

Y tanto. Usted acabó de portero...

Esa fue otra jugarreta del destino. Resulta que Jurion, que era más listo que los ratones coloraos, nos metió el 1-0 en un contraataque cuando estábamos volcados a la desesperada. Vicente, mi amigo 'el grapas', se lesionó y tuvo que irse a la banda para ser atendido. Como no había cambios, me puse de portero.

Pues usted es alto, aunque no tanto como Diego López.

Deje, deje. Aunque el chato (lo dice por Miguel Muñoz) se puso detrás de la portería porque estaba aterrorizado, me desenvolví con soltura en los tres o cuatro balones que me llegaron en los cinco minutos que jugué. Ellos creían que yo era un chollo y chutaron desde todas partes. Cuando volvió Vicente al campo, había cumplido con creces mi misión.

Pero quedaron eliminados.

Mala suerte. En el último minuto Amancio se quedó solito por fin, sin fuera de juego ni gaitas, y echó el balón fuera. Se desesperó tanto que en la ducha, tras el partido, cogió la pastilla de jabón y le dio un mordisco cargado de rabia. Ahí entendí lo que es estar en un equipo campeón a pesar de la inesperada derrota.

La vida le dio la revancha.

Sí. Cuatro años después, ya sin Di Stéfano y con Puskas y Santamaría descartados del once titular, mi Madrid de los ye-yés les pasó por la piedra a esos engreídos del Anderlecht. Eran los cuartos de final de la Copa de Europa. Allí perdimos 1-0 por un gol, cómo no, del tal Van Himst. Pero la vuelta en el Bernabéu fue memorable.

Cuente, cuente...

Amancio y Gento estaban en estado de gracia y les metieron cuatro goles a los belgas con el Bernabéu enardecido. Pero como el Anderlecht nunca se rendía, Jurion y Puis metieron dos goles en el último minuto. Pero daba igual. Pitido final, nosotros a semifinales y ellos a casita...

Le noto algo picado.

Es que usted no sabe cómo eran estos belgas. Había una tradición de cenar con los equipos rivales en el Hotel Velázquez tras los partidos de Copa de Europa, y aquella noche repetimos experiencia. Pero los tíos no aceptaron la derrota y empezaron a tocarnos las narices con comentarios provocadores. La cosa se calentó y la cena casi acaba a mamporros. Sólo faltó que volaran los platos y los chuletones. De hecho, fue la última vez que cenamos con nuestros visitantes. Por culpa del Anderlecht se acabó esa bonita tradición.

Pues hoy están de vuelta.

Hoy será diferente. Se trata de que el Bernabéu disfrute y que demos tiempo a Capello. Él nos hará ganar títulos.