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ATHLETIC

Yo creo en Valverde y en un mejor Athletic

Cumplido el primer objetivo, ¿por qué no ser ambicioso? El equipo puede dar más.

BilbaoActualizado a
Yo creo en Valverde y en un mejor Athletic
JUAN FLORDIARIO AS

Athletic Club vs Éibar

El Athletic ha cumplido el primer objetivo: clasificarse para los cruces de la Europa League. Valverde aprovechó el éxito para hacer público su malestar por las que entiende desmesuradas críticas al juego. Nada nuevo en el fondo, sí en el tono. Ya aludió antes a “un listón muy alto”.

Centro de la diana. Txingurri apunta directamente a la Prensa, no al público, lo que recuerda al sentir de su presidente, Josu Urrutia, con otros puntos de debate. No ha sido un profesional dado a poner paños calientes, por lo que nuestra obligación es analizarnos para valorar si las exigencias con el equipo son exageradas. Como diría Bielsa, cabe la opción de que tengamos “una parálisis por análisis” y entonces debamos autodenunciarnos. Uno lleva desde 1992, en la primera etapa de Heynckes, escribiendo sobre la actualidad del club. Quizás exista un desgaste y puede hasta que, por ello, ponga más el acento en lo negativo. Sinceramente, no veo elevada la exigencia con un Athletic que ha llegado a los sobresalientes resultados de sus tres anteriores ejercicios bajo un fútbol notable, ambicioso en la presión y sin distingos entre los partidos de San Mamés y fuera. La primera conclusión es que hay capacidad para pedir mejor juego, que enganche a la grada. Sobre todo, hay que remarcar que el equipo es duro de pelar en casa e irreconocible en los viajes. Primera clara mejora por acometer. No se ha pedido llevar el peso del partido los 90 minutos en Las Palmas, un escenario complicado.

Motivación y no refuerzos. Ya desde pretemporada, a Valverde le preocupaba el aspecto anímico a la hora de motivar a un grupo que le acepta como líder silencioso desde hace cuatro años. Urrutia trató de reforzar el equipo con Monreal y Oyarzabal, futbolistas que mejoraban mucho la plantilla. No lo logró y los fichajes hubo que hacerlos en Lezama: Arrizabalaga, Yeray y Vesga. Los dos primeros son ya titulares por rendimiento y el último apunta a gustar al técnico. Desde el club, se apostó por él a pesar de que había en el mercado un proyecto mayúsculo en su posición llamado Mikel Merino. Un jugador que a Txingurri le ha llamado la atención desde que le tuviese de rival en un amistoso. No descarten que viendo lo poco que cuenta en el Dortmund, Urrutia trate de regalárselo por Navidad. El Athletic nunca ha ido de veras a por él a pesar de que al navarro le atraía jugar aquí.

Las lesiones, justa excusa. Todo este análisis de situación está marcado, y ahí tiene toda la razón el técnico, por las lesiones. De Marcos, Bóveda, Laporte, San José, Beñat, el corazón de Raúl, molestias de Aduriz… Ha habido demasiados contratiempos en futbolistas que para Valverde son de primera línea, una especie de guardia de corps. Es probable que haya apostado de más por algunos de ellos pese al rendimiento inmediato para sembrar de cara al futuro, aunque no es menos real que confía en ellos varios cuerpos por encima que en el resto. La sorpresa de Yeray y el rendimiento de Arrizabalaga son las dos grandes noticias. En los últimos tiempos, aparece la versión de Rico más próxima al futbolista importante de su primer año.

Tres jugadores Top. Cualquier equipo que tenga a Beñat, Raúl García y Aduriz ya puede aspirar a cosas importantes. La frase es lapidaria e indiscutible. La pegada y competitividad de los dos últimos es la que mantiene en buenos resultados al equipo (16 goles entre ambas a estas alturas de campaña). Lo que ya es más debatible es si Txingurri se ha vuelto menos arriesgado teniendo en cuenta que si el equipo es capaz de asentarse defensivamente, ganará los partidos por pura inercia gracias a los centros de Beñat y los remates de estas dos bestias. Para ello, debe reaparecer el cuarto top, un Laporte con dos partidos buenos, ante Real Madrid y Villarreal, y lunares por todas partes.

Valverde, presente y futuro. Mal haría Valverde en caer en el famoso “Clasificación, amigo” de Caparrós. Con eufemismo, pero el fondo de su reflexión es similar. Yo creo muchísimo en Txingurri: es aún un entrenador con estilo en su manera de llevar al Athletic en todos los ámbitos. Puede aportar aún muchísimo a presente y futuro. Siempre me ha parecido un tipo ambicioso y si hace 15 meses llevó al club a ganar un título 31 años después, nada menos que la Supercopa por 5-1 al Barça, no entiendo demasiado por qué ahora concede tanto valor a clasificarse así ante un Sassuolo sin Berardi, un Genk con tres notables futbolistas y una defensa y portero justita, y un Rapid que en San Mamés no pareció gran cosa. Clasificarse era una obligación. Lo que arriesguen con las alineaciones Berizzo y Escribá, lo que les cueste a Celta y Villarreal meterse en la siguiente fase, me importa bien poco. El Athletic tiene muchísima más ambición en el torneo. Baste recordarle que, con Aduriz a la cabeza, la plantilla ha dicho una y otra vez en esta etapa que es un objetivo del vestuario ganar la Europa League. Si hablan así, es porque lo consideran asequible. Y lo demostraron en la vuelta de cuartos del año pasado en el Sánchez Pizjuán, donde sólo la mala suerte y fallos puntuales les apartaron de tumbar al campeón y acercarse a una una meta complicada. El listón alto lo han puesto tus propios futbolistas, Ernesto.