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FIFA | INFORME MICHAEL GARCÍA

Michael García denuncia: "Han tergiversado mi informe"

El fiscal dice que la FIFA “ha hecho una lectura errónea” y recurrirá. En el informe la FA es acusada de malas prácticas, pero niega la acusación.

Actualizado a
Michael J Garcia y Hans-Joachim Eckert, a la derecha.
SEBASTIEN BOZONAFP

Es cierto y verdad: Michael García, exfiscal de Nueva York, repudió la interpretación que el juez Joachim Eckert, su compañero en la Comisión de Ética de la FIFA, hizo de su informe: “La decisión expresada por la FIFA es incorrecto, erróneo y su interpretación está tergiversada”. “Recurriré a la Cámara de Apelación”, adelantó.

 Horas antes de la declaración del norteamericano García, el juez alemán Eckert había hecho públicas sus conclusiones sobre el ‘Informe García’ en el que se analizaba el proceso de elección de Rusia y Qatar como sedes mundialistas concluyendo que “no se observa ninguna violación de los reglamentos en los procesos para los Mundiales de 2018 y 2022”, aunque con salvedades: “varios incidentes que pudieron haber ocurrido no comprometieron la integridad de los procesos”. Pero García saltó como un tigre nada más conocer la declaración de Eckert. Para empezar porque su informe, de 435 folios, fue reducido a 41 por Eckert, que se amparó en la “confidencialidad de las fuentes”. Aún así, el documento contiene acusaciones contra varios países, entre ellos Inglaterra, Australia, Rusia, Qatar, España y Portugal. Aunque Eckert salva la reputación de las dos próximas sedes mundialistas, hay evidencias de malas prácticas por parte de Rusia y también de Qatar.

Sobornos. Sobre Qatar se ciñen a los sobornos que pagó el exvicepresidente de la FIFA, el qatarí Bin Hamman, que fue expulsado de la organización y del que su país se desmarcó asegurando que “actuó en nombre propio y no de la candidatura de Qatar 2022”. Sobre Qatar también existe la sospecha de que pactó un voto recíproco con la Candidatura Ibérica (España y Portugal), aunque no se han conseguido pruebas sobre la acusación. El emirato fue prudente tras las conclusiones de Eckert: Hemos recibido la comunicación del presidente de la cámara de decisión de la comisión de ética y queremos examinarla primero a fondo antes de comentarla. Hemos ha cooperado con la Comisión de Ética para demostrar la integridad de nuestra candidatura”.

En cuanto a Rusia, todo lo contrario. No cooperó. Se la acusa de borrar la información de su candidatura mundialista de sus ordenadores nada más salir elegida y de no haber colaborado con Michael García, con el que tiene cuentas pendientes. Cuando García era fiscal en el distrito sur de Nueva York, apoyó la acusación en contra del ruso Víctor Bout, condenado a veinticinco años de prisión por tráfico de armas, acusación que en Rusia dicen que es falsa. Bout fue detenido cuando trató de venderle armas en Bangkok a agentes del FBI que se hicieron pasar por miembros de las FARC colombianas. Fue extraditado a EE UU, juzgado y condenado.

Inglaterra también sale salpicada. Tiene varias salvedades, la más importante la de patrocinar una reunión de la Confederación Caribeña, donde la corrupción galopó a lomos de Jack Warner, también expulsado por corrupto, y de su compañero Chuck Blazer, quien además se convirtió en confidente del FBI tras serle localizado un cáncer y treinta millones de euros de origen oscuro en paraísos fiscales.

Inglaterra se apresuró a negar las acusaciones. “No aceptamos ninguna crítica sobre la integridad de la candidatura de Inglaterra o cualquiera de sus miembros”, dijo un portavoz de la Federación Inglesa.

Australia es otro de los países que se ruborizó con las conclusiones de García que Eckert interpretó como le vino en gana. Pero el caso es que Australia, que perdió su candidatura, también hizo cosas raras para haber ganado. Por ejemplo ofrecer dinero para el desarrollo del fútbol entre los miembros del Comité de la FIFA de los países con menos recursos económicos.

El escenario ahora es el siguiente: García no está conforme con la interpretación que Eckert ha hecho de su informe, que sopla a favor de la FIFA. Eckert echó pelillos a la mar y evitó lo que hubiera sido un lío monumental: la repetición de las votaciones para los Mundiales de 2018 y 2022. Pero aún le queda un capítulo a esta historia: que se filtren y se hagan públicos, íntegros y sin censura, los 435 folios originales del Informe García.