La rebelión del Atlético ante la leyenda blanca

Liga BBVA | Atlético - Real Madrid

La rebelión del Atlético ante la leyenda blanca

La rebelión del Atlético ante la leyenda blanca

chema díaz

Kun jugará tocado. Robben, Diarra y Guti, bajas del Madrid

Imaginemos, por un momento, que nada de lo reciente hubiera ocurrido y que el derbi llegara después de una semana convencional, con cinco días para cocinar estrategias y rivalidades. En ese caso aún hablaríamos de las heridas del Atlético en el Camp Nou (6-1) y señalaríamos el empate del Madrid contra el Espanyol (2-2) como un aviso a navegantes. Diríamos que unos jugarán furiosos y los otros advertidos, y debatiríamos sobre la reacción del Calderón. El resto, igual: el Kun, Raúl, Casillas, la racha.

Sin embargo, han pasado quince días insoslayables. A los partidos internacionales, reñidos casi siempre, se han sumado viajes, golpes, otoño virando a invierno y, en los cambios de hemisferio, hasta primavera y mosquitos. A eso hay que añadir, en el caso atlético, el desplante de la UEFA, que ha focalizado la atención del club y no dudo que haya distraído también al Madrid, pues resulta imposible concentrarse en el adversario cuando el adversario no te mira a ti.

Sin tiempo.

Se trata, por lo tanto, de un derbi casi sin vísperas, atropellado. Agüero, Perea y Heinze aterrizaron ayer por la mañana y fue por la tarde cuando los respectivos técnicos pudieron dirigir, dos semanas después, su primera sesión al completo. Y es un decir. Los últimos viajeros apenas calentaron músculos porque, según asegura quien lo probó, hasta los vuelos en primera cansan. Schuster ya había descartado a Diarra, lesionado con Mali, y se afanó en recomponer el centro del campo sin el que ha sido, hasta ahora, su mejor futbolista en la medular. Aguirre, más que pizarra, trabajó el ánimo y la moral, la atención.

Es difícil decir quién ha salido peor parado de este paréntesis del pluriempleo, pero es seguro que no ha beneficiado a nadie. Y cuesta afirmar si el pronóstico ha cambiado en relación al que hubiéramos barajado en una semana normal. No lo parece. El Atlético sigue encontrando su principal estímulo en la rebelión. Si hace quince días quería vengar una goleada, ahora pretende responder a una injusticia, la de Platini. Y no hay duda de que el ánimo del estadio alcanzará ese punto de ebullición. Si pensamos que durante nueve años nada ha servido para cambiar la tendencia negativa, no sería raro que un club tan imprevisible como el Atlético hallara una esperanza en el caos.

El Madrid, por su parte, vive con menos tormentos. Las bajas de Diarra, Guti y Torres resultan incómodas, pero dan aire al ciclo vital de la plantilla. Sin tiempo para lamentar las ausencias, Gago regresa al equipo y Sneijder, Van der Vaart y De la Red pelearán por dos puestos en el once. Robben, con una sobrecarga, se quedó fuera para reservarse con vistas a Turín. Lo demás es conocido. Jugará la defensa de acero (Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze) y formará el ataque eterno (Raúl y Van Nistelrooy). Y por si fuera poco, quien supere tantos obstáculos tropezará con Casillas, que suma 39 paradas al Atlético en siete derbis en el Calderón.

Dudas.

La alineación del Atlético tiene más ciencia, aunque todo apunta al equipo de gala. Aguirre, que convocó a todos los disponibles, está pendiente de la evolución física de Agüero, Simao, Perea y Seitaridis, que se presentaron en Madrid con cansancio y achaques. No se descarta que en caso de urgencia Antonio López cambie de banda y juegue como lateral derecho, con Pernía por la izquierda. Para compensar tantos inconvenientes, el mexicano podrá contar con Heitinga, Maniche y Forlán.

Lo que no desveló Aguirre a los medios es quién ocupará la meta: Coupet o Leo Franco. Y el asunto no es menor, porque hace algún tiempo que el Atlético tiene bajo palos un foco de inquietudes que no alivia el entrenador con sus rotaciones.

No importa tanto que la actualidad nos haya impedido disfrutar de unas vísperas reposadas. El encuentro se agiganta con el paso de las horas y las consecuencias de tantos incidentes (virus FIFA, virus UEFA...) otorgan al derbi una condición heroica. Será más difícil que nunca y tan apasionante como siempre...