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VILLARREAL

Fernando Roig: “Cuando llegué al Villarreal estaba Llaneza y una máquina de escribir”

El 15 de mayo de 1997, en el Restaurante Avenida 41 de Vila-real, Fernando Roig anunciaba en rueda de prensa que había comprado el Villarreal.

Actualizado a
Fernando Roig.
ANGEL SANCHEZDIARIO AS

¿En usted hay un futbolista frustrado?

¿Yo? Para nada. En el colegio sí jugaba. Tenía tanta clase como miedo. Nunca quise ser futbolista, la verdad.

¿Por qué compró el Villarreal hace 20 años?

Por la ilusión de hacer algo grande. Me lo ofreció José Manuel (Llaneza) y se lo compré a Font de Mora. Yo entonces era presidente del Pamesa Valencia de basket. Compagine los dos clubes varios años.

¿Y qué compró?

Un club con deuda y una plaza en Segunda División. Cuando llegué al Villarreal estaba Llaneza y una máquina de escribir. Eso y su afición. No había campos de entrenamiento. El Madrigal, que se caía, sólo tenía capacidad para 3.000 personas.

¿Cuáles eran sus intenciones allá por 1997?

Yo veía que con trabajo se podía llegar lejos. Que el club ya estuviera en Segunda gracias al esfuerzo de Font de Mora era clave. Nuestro proyecto era estar en Primera en tres años y ascendimos en el primero...

Y bajaron en el segundo.

Sí, y volvimos a subir en el tercero. Así que ese plan a tres años lo cumplimos. Nos quedamos durante 13 años seguidos en Primera, más cuatro que llevamos ahora, 17. El Villarreal de ahora es el que yo veía.

¿Qué ve?

Un equipo consolidado en Primera y que pelea por estar en Europa; un club con casi 20.000 abonados; con dos ciudades deportivas, con un estadio con 22.000 espectadores y que en breve iniciaremos la segunda fase de su remodelación, en el que están dados de alta más de 450 empleados... Lo mejor del Villarreal es lo que está por venir, no lo que ha pasado.

¿Le falta ganar un título?

La afición se puede quejar por no tener una Copa... pero les aseguro que para el Villarreal lo que realmente vale es estar en Primera. Esa es nuestra particular Copa. Para este club no hay título más importante que jugar todos los años en Primera y de vez en cuando en Europa. Nosotros nos movemos en el grupo de clubes con un presupuesto que oscila entre los 75 y los 110 millones. Los que de verdad aspiran a títulos van más allá de los 300 millones. Algunos hasta superan los 500 millones. Pero también les digo una cosa. El Villarreal está estabilizado económicamente y en unos años nuestra cantera nos puede nutrir de futbolistas que nos hagan estar más cerca.

¿Pero usted no tiene una espina clavada por haberse quedado a las puertas de finales de la Champions League, Europa league y Copa del Rey?

Lógicamente me hubiera encantado estar en la final de París contra el Barcelona. De hecho recuerdo que fuimos a París los cuatro semifinalistas para el reparto de hoteles y entradas y la UEFA nos dijo que a nosotros nos daría la mitad de la mitad. Y les dije que de eso nada, que si llegábamos llenaríamos nuestra zona. Pero no pudo ser. Nos eliminó el Arsenal de Pires, al que ya teníamos prácticamente fichado.

Hablando de fichajes, ¿con cuál se queda? Palermo, Riquelme, Pires, Forlán, Godín...

Cada uno tiene su historia. Quizás con el de Palermo, por ser el primero mediático. Nos puso en el mapa. Eran las Navidades de 2001. Palermo venía de ganar la Copa Toyota, o el Mundialito, que se llama de una forma u otra dependiendo de quién lo gane. Con Palermo nos estiramos económicamente un poquito más de lo que podíamos. José Manuel (Llaneza) me vino primero con que si el 50 por cien... eso era un lío. Pero él tenía claro que lo quería y lo trajo entero. Como a Forlán, otro fichaje con historia.

Cuéntela

En la negociación con el Manchester United quisimos incluir un partido amistoso. Nos vinieron a decir que ellos a Vila-real no vendrían a jugar. Le dije a Llaneza: “Tranquilo, ya vendrán obligados y sin pagarles”. Al año siguiente tuvieron que venir en la Champions. Aún no nos han ganado. A la puerta del vestuario, uno muy famoso de ellos, le dio un golpe del cabreo con el que se fue del campo (Rooney). De los fichajes de ahora no me entero de nada. El consejero delegado, mi hijo, dice que si me lo dice, lo cuento enseguida.

¿Darle puerta a Riquelme es una de las decisiones más difíciles que ha tenido que tomar?

No, ¿por? Las decisiones se toman cuando hay que tomarlas. La diferencia es que es fútbol y todo trasciende. En una empresa prescindes de un director comercial y te enteras tú, él y su familia. En el fútbol despides a un utillero y se arma el 2 de mayo. Pero volviendo a Riquelme o a cualquier otro. Lo importante es el club, no las personas. Y alguno no lo entendía así. Reconozco que Riquelme era un superfenómeno... cuando le daba la gana de jugar, claro.

Otro que salió, Marcelino, ¿qué le parece su fichaje por el Valencia?

Le deseo suerte y que le vaya bien. Como espero que él también a nosotros. A mí sólo me preocupa lo ‘amarillo’. Lo ‘blanquet’ poco. Yo pienso en acabar bien este año, nos jugamos Europa, y ya pensaremos en el que viene.

¿Seguirá Fran Escribá?

Se ha empezado a negociar. Pero quedan dos partidos y entre ser quinto y séptimo hay seis millones de diferencia y jugar o no Europa.

¿Cuál es el techo de su proyecto en el Villarreal?

Llegar donde podamos. No hay techo. Hemos hecho 20 años buenos, ahora haremos otros 20 mejores. Pero cada año diré de salida lo mismo: el objetivo es estar entre los 17 primeros, al menos mientras el 18, 19 y 20 sean los que bajen a Segunda. Dicho lo cual, estamos en un buen momento. El reparto de televisión, ese por el que tanto hemos peleado, nos beneficia.

¿Cuánto vale el Villarreal?

Invertidos habrá unos 190 millones. Eso es lo que nosotros hemos puesto y está ahí. Unos 50 millones en el Estadio de la Cerámica, que a la ciudad no le ha costado ni un solo euro. ¿Cuánto vale? Las cosas sólo valen cuando están en venta. A mí me dan 300 millones y no lo vendo.

¿Nunca se ha cansado?

Mira, hace 20 años era más joven y estaba más delgado. Pero ahora tengo más ilusión. ¿Por qué? Porque entonces imaginaba lo que quería y ahora lo veo. Quiero destacar la labor del consejero delegado. Le encomendé la misión de equilibrar el presupuesto y se ha cumplido. ¡Pero claro que alguna vez me he hartado! Cuando pierdo me cabreo mucho. Demasiado. Sólo mi mujer quiere montar en el coche conmigo tras una derrota. Tuve un bajón gordo el día del descenso contra el Atlético de Madrid. Me costó varios días recuperarme. Pero vi que Fernando (Roig Negueroles) empezó a tomar decisiones y cuando presentamos la campaña de abonos y noté aire fresco, volví a coger fuerzas. Por suerte dos veces hemos bajado y en sólo un año regresamos en ambas.

¿En qué ha cambiado el fútbol?

En que la Liga es más seria. Se debe menos dinero; el que no cumple, no ficha. Ahora hay más dinero por el reparto, que es más adecuado que el de la Premier y que llega después de haber un control. Antes en la Liga se hablaba mucho y no se hacía nada. Tebas ha puesto orden económico y también en cuanto al fraude deportivo y a la violencia en los estadios.

¿Con qué se queda de los últimos 20 años?

Con lo que dice nuestro himno: “La ilusió de tot un poble”.

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