El delantero argentino se encuentra muy integrado tanto en el club como en la localidad, circunstancia que valora positivamente.

"En Argentina es difícil ir por la calle, salir a cenar y tener una vida más o menos normal, aquí es diferente, la gente te reconoce, pero puedes salir por la calle e ir a donde quieras".

Los seis meses que el jugador argentino lleva en Villarreal le han servido "para conocer el lugar y a la gente, y para adaptarme a la nueva vida, ya que cuando llegué aquí casi no sabía dónde estaba", explicó Palermo.

Pero su adaptación tiene un freno. "Mis hijos, se me hace muy duro no poder verlos, es sin duda lo más complicado" ha explicado el jugador, quien trata él mismo de consolarse al asegurar que intenta pensar en que "cuando todo esto termine podré estar con ellos".

Desde los primeros días de la concentración de pretemporada que el equipo realiza en Suiza, Palermo ha demostrado una gran motivación y se ha mostrado "muy contento de poder trabajar duro y empezar de cero con mis compañeros, ya que así podré comenzar la Liga con un nivel físico similar al del resto".

En las últimas jornadas de la temporada anterior, el ex jugador de Boca Juniors ya acusó esta circunstancia. "Sentía que la gente esperaba mucho de mí, y llegó un momento en el que no podía darlo, aunque nos esforzamos por no defraudar a la gente".