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Europa League | Hannover 2 - Sevilla 1

El aviso de Hannover

El Sevilla cae y juega con fuego en Europa. El gol de Kanouté da esperanzas a los de Marcelino. La magia del Pizjuán, clave para superar la previa.

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<b>SIN ACIERTO. </b>El Sevilla lo intentó de todas las formas posibles. Zieler intenta evitar el remate de Escudé o Fazio tras un lanzamiento de esquina.
SIN ACIERTO. El Sevilla lo intentó de todas las formas posibles. Zieler intenta evitar el remate de Escudé o Fazio tras un lanzamiento de esquina.

Alte Liebe. "Viejo amor", le canta sin desaliento la hinchada del Hannover 96 a sus modestos diablos rojos, desaparecidos del mapa europeo durante dos décadas, pero con una historia de superación que sonará en Sevilla. El Hannover tuvo que enterrar a Robert Enke, aquel ex portero del Barça que se arrojó a las vías y fue atropellado por un hotel, hace dos años. Su hinchada, inquebrantable, y su entrenador, Mirko Slomka, lo ha llevado en un viaje maravilloso que ha terminado en esta previa europea que, con el 2-1 de ayer, amenaza con llevarse por delante al nuevo Sevilla de Marcelino. El asturiano nunca olvidará el espectacular marco de su debut europeo, pero tampoco el mal rato que le hicieron pasar Die Roten, los rojos. Marcelino ya sabe qué es Europa y el Sevilla, lo que son las previas por la mala experiencia de Braga. Su viejo cáncer, los descuidos defensivos, dieron gloria a Schlaudraff, una eterna promesa del fútbol alemán que llegó a ser propiedad del Bayern pero se perdió por las lesiones y que marcó los dos goles. El Sevilla sólo tiene un tesoro: el gol de Kanouté.

Estrenando equipación europea amarillo chillón, el Sevilla no fue capaz de gobernar un partido exigente pero en el que debería haber tenido más mando. Permitió un primer tiempo loco, a todo pulmón, en el que repitió viejos vicios que seguro que escocieron a Marcelino, amante del orden. Para el minuto 40, cuando Negredo ya había empatado a uno, el partido ya estaba extrañamente roto. Fazio no encontró el sitio en el mediocentro, ni Schmiedebach ni Sergio Pinto tienen jerarquía para manejar el juego y Trochowski encendía buenos contragolpes para Navas pero jugaba demasiado acelerado como para ser considerado un buen metrónomo. El resultado fue una primera parte a todo trapo en la que el Sevilla se encontró con una fatalidad en el minuto seis. Spahic resbaló y, en vez de dejar el balón para el cruce de Escudé, no vio al francés y golpeó como pudo. El balón fue un dulce para Abdellaoue que asistió a Schlaudraff. 1-0. Para el Sevilla, que había llenado el depósito de confianza toda la pretemporada, fue un palo durísimo. Otra vez las dudas. Los viejos fantasmas de Braga. Palop, que no estuvo acertado en el gol, salvó de un problema más serio a su equipo con una parada a Rausch y otra a Abdellaoue a bocajarro (33'). Antes, Negredo se había estrellado en el palo (31'), así que para no repetir decidió dejar solo a Kanouté. El malí empató. Los decibelios bajaron en el AWD Arena pero el Sevilla ni enfrió el partido ni lo capturó. Fue víctima de nuevo de ese virus que le persiguió los últimos años. Su distensión en defensa, la falta de atención en los minutos finales de la primera parte, le llevaron a otro error fatal de distracción. Schlaudraff, conocido como El Huesos en su época de juventud por su figura, se marcó una pared excelente y disparó sin piedad a Palop, derrotado ante el disparo cruzado del alemán. Un gol al principio y otro al final del tiempo. Malo.

Reacción.

El Sevilla no aprovechó las concesiones del Hannover, que juega con la defensa adelantada y desprotege a sus laterales. Navas llegó una y otra y vez, pero le faltó acierto en el último pase. Eso también se le exige a un crack. Perotti dio más profundidad que Armenteros, titular en el primer once de Marcelino. Pero Emiliano estuvo tímido y Diego, previsible. Sorprendentemente, el partido se rompió menos en el segundo tiempo que en el primero, seguramente por el miedo de los sajones a que les empatasen y del Sevilla a que le reventasen la eliminatoria.

Sobre el minuto 80, Marcelino gritó desesperado a Spahic. Le señaló los gigantescos marcadores del AWD Arena y le pidió cabeza. El Sevilla guardó el 2-1 pero se ha metido en un lío. Y ha aprendido una lección. Marcelino ya sabe qué es Europa y Nervión, visto el espectáculo de ayer (44.000 personas y un ambiente inmejorable), entiende que la gloria no la regalan. Tiene que empujar a su equipo a la liguilla.