El pasado 21 de agosto, Pedro rubricó su nuevo contrato como jugador del Barcelona. Fue entonces cuando se supo que los dirigentes del club decidieron blindar al futbolista con una cláusula de rescisión de 75 millones de euros, precio prohibitivo para los equipos que mediten en llevarse al crack. Pep Guardiola siempre confió en el futbolista y ya le dio galones al canario cuando ambos compartían el vestuario del filial azulgrana. De ahí el cariño inicial y la siguiente protección a un futbolista que siempre que ha salido al terreno de juego cumplió. Como aquella tarde en la que Frank Rijkaard le hizo debutar ante el Murcia, la fría noche del 12 de enero de 2008.