¿Cómo inició su relación personal y profesional con Raúl?

Hay que regresar al año 1996. Yo estaba en el restaurante El Yate, de la calle General Martínez Campos. Estaba leyendo el AS y vi en una información que Raúl tenía algún problema con el que era por entonces su representante. Yo no me quería meter, pero si iba a dejar a su agente era una oportunidad de oro. Hablé con Cañizares y le dije que me lo mirara. Pasaron dos meses y un día me llama Cañizares y me dice: "Esta noche cenamos con Raúl". Quedamos en el Gaztelubide de la carretera de la Coruña. Estábamos en la mesa Raúl, Cañizares, Alberto Toldrá y yo. Hubo sintonía y nos despedimos.

¿Y firmaron al día siguiente?

¡Que va! Pasaron tres o cuatro meses y resulta que aquí al lado cambiaron al director del Banco de Santander por una directora. Me la presentan y me dice: "Ah, tú eres el representante de Raúl". Le dije que no era así y ella me corrigió: "Ayer hablé con él y me dijo que su nuevo agente trabaja en Martínez Campos". Raúl no nos había dicho nada, pero la directora de su banco ya lo sabía. Después nos telefoneó y empezamos a trabajar con él...

¿Qué firmaron?

Nada. Raúl es tan serio que le bastó la palabra que le di. Me dijo pasado el tiempo que me aceptó porque ni siquiera le pedí su móvil particular, y que eso le convenció del todo. Él llegaba de romper un contrato con problemas legales y por eso mi agencia ni se planteó firmar un contrato con él que le atara a nosotros.

¿Es tan dura su mirada como dicen?

Los que convivimos con él sabemos que cuando te mira así es mejor irte. Él es así y eso le ha hecho ganarse el respeto de mucha gente.

¿Es tan talibán con el cuidado de su cuerpo?

Más aún. Conoce su cuerpo al milímetro. Basta recordar cómo salió de su grave lesión de rodilla. Hubo médicos que le dijeron que se operara. Pero él confía en su gente, entre ellos Pedro Chueca, que le recomendó tratamiento sin pasar por el quirófano. Se pasó tres meses trabajando nueve horas al día, yéndose a correr a la nieve de Navacerrada cada mañana temprano, metiéndose en pleno invierno a la piscina con agua helada para aliviar la inflamación de la rodilla. Tampoco olvido una cena que daba Adidas en Navidad e íbamos en el AVE. Él, lógicamente, iba en traje. De pronto se metió al servicio, se cambió y se puso el chándal. Se colocó una bolsa con hielo en la rodilla y se pasó así todo el trayecto hasta que llegamos. Resultó impactante...

¿Con qué técnico se ha sentido mejor desde 1994?

En su carrera ha sido muy importante Jorge Valdano. Y también Capello.

¿La única china del zapato para Raúl es la Selección? Se fue por la puerta de atrás...

Es que él no se puede despedir aún porque su carrera está viva. Él no se ha retirado. Luis Aragonés hizo un equipo y no contaba con él. No tenían por qué hacerle un homenaje por dejar de ir a la Selección.

¿Cuánto le queda a Raúl para dejar el fútbol?

Le queda este año y otro más, pero carrete le queda mucho. Si juega treinta partidos oficiales la próxima temporada, le renovarán un año más siempre que él quiera.

Superar a Di Stéfano en goles es algo más que un simple récord estadístico.

Mire, si hay algo que Raúl ama en este mundo es al Madrid. Ve a Di Stéfano como el icono del Madrid. Le tiene un respeto reverencial y llegó a decirme un día que le dolía romper el récord de Don Alfredo y le creo. Me dijo: "Si por algo siento alcanzar este récord es por quitarle un poquito de la historia del Real Madrid a Di Stéfano".

¿Se imagina negociando algún día el contrato de Raúl como entrenador?

(Sonríe) ¡No saben los jugadores que les toque la caña que les va a dar! En serio, sí creo que le gusta mucho el banquillo. Raúl tiene alma de entrenador y es posible que se dedique a ello cuando deje el fútbol en activo. Raúl se pasa el día viendo partidos de fútbol en casa y con su mujer le salva que a sus hijos también les gusta. Ve la Premier, el calcio, la Bundesliga. Le gusta todo. Esto es su vida.

¿Ha mejorado la relación de Raúl con Florentino? Siempre le ficharon delanteros para quitarle del equipo. Owen, Cassano, Baptista

Con Florentino y sin Florentino, en ocho años han venido muchos delanteros. No se llevan mal como se cree. Son dos personas muy inteligentes y los he visto convivir juntos. Los dos están obsesionados con el Madrid. Eso les une...