El Real Madrid de Manuel Pellegrini no funciona. El engranaje táctico no convence al Bernabéu, siendo muy aproximado al 'Cuadrado Mágico' que condenó a Vanderlei Luxemburgo en 2005 por su renuncia a jugar con extremos. El madridismo ve sobre el césped un caos en el juego de ataque y muchas lagunas en defensa.

El 'cuadrado' de Pellegrini (que en su dibujo de puño y letra sería el 'círculo mágico') mete hasta seis jugadores en una zona de 30 metros entre el área rival y el centro del campo. Lass, Xabi, Granero (o Cristiano), Kaká, Raúl y Benzema se estorban llegando por la frontal, facilitando al equipo rival la defensa con salida rápida y peligrosa en superioridad. No hay fl uidez en el modelo de Pellegrini. El balón se atasca en pases de cinco metros en un apelotonamiento de centrocampistas y delanteros, sin alternativa de pase a un extremo que se ofrezca desde la cal. Xabi y Kaká, especialmente, tienen un problema territorialenorme. El brasileño casi nunca está bien situado. Otra cosa es su exquisita calidad técnica. Pero los dos se molestan, más aún cuando Raúl baja a por balones obsesionado por participar y Benzema se clava sin movilidad.

Con Luxemburgo también se desesperó el Bernabéu viendo un Madrid sin extremos, con Baptista, Beckham y Zidane (o Guti) pisarse el terreno, dando la salida a Salgado y Roberto Carlos por los carriles largos. El 'Cuadrado Mágico' es, además, un modelo temerario porque los laterales suben sin coberturas atrás. Marcelo está quedando una y otra vez en renuncio (Navas y Pato) porque le ordenan ir arriba, pero nadie le blinda la espalda. Lo de Ramos es peor: sigue sin seguridad, eligiendo mal la subida y descuidando los marcajes.

Pellegrini es fiel a su idea, pero la paciencia se agota en el madridismo. Frente a esta evidencia, el técnico recibió ayer palabras de apoyo de Florentino Pérez y Jorge Valdano, quien en entrevista concedida a La Sexta dijo: "El técnico tiene muy claro el diagnóstico de lo que sucede y trabaja sobre lo que no hacemos del todo bien. Estamos irregulares. Es un grupo muy bueno, quizás por eso en ocasiones nos dejemos arrastrar por la ansiedad. San Siro será un buen campo para demostrar los progresos que tenemos que empezar a apuntar".