Después de 31 meses sin perder, de superar los cuartos de una Eurocopa ante Italia, de levantar el trofeo en Viena (mañana hará justo un año), de batir el récord mundial de victorias consecutivas (15) y de igualar con Brasil el mejor registro de partidos invictos (35) hoy vamos a evaluar el efecto que causa una derrota, la de Estados Unidos, en la Selección. Dice Robinson que ganar es un hábito. Y a eso se hizo una Selección que ahora debe sobreponerse en un día duro, ante una Suráfrica, país anfitrión de la Confecup y del próximo Mundial, que también viene de perder, pero que ha hecho de la derrota ante Brasil casi una victoria. Del Bosque también tiene el hábito de ganar. Ha dirigido a la Selección 14 partidos y ha ganado 13. Incluso habrá que testarle a él ante la derrota. Por eso la alineación de hoy es la que más le ha costado desde que llegó al cargo, y así lo reconoce. Tiene que hacer una evaluación no sólo física, sino también psicológica, antes de decidirse por el once. Por eso reconoció que hasta horas antes del partido no tomará una decisión. Ayer comenzó una rueda para cambiar impresiones con los jugadores. Hoy pondrá no sólo a los que estén bien, sino a los que encuentre más animados. Y el que dé la cara hoy jugará el Mundial.
El seleccionador va a medir el equipo porque no quiere que ninguno de los que falló ante Estados Unidos se considere culpable si hoy no juega. Los casos más sensibles son los de Sergio Ramos y Capdevila, que estuvieron en las jugadas de gol de los norteamericanos. El defensa madridista no se veía ayer en el equipo. Se nota que no conoce bien a Del Bosque. Es difícil que el seleccionador le deje fuera precisamente hoy. Y más si cuando le pregunte le responde lo que ayer le contestó a AS: "Ojalá que me ponga; yo estoy loco por jugar ante Suráfrica para ayudar a la Selección". Así los quiere Del Bosque, como Sergio, como Torres ("quiero jugar el partido y acabar este torneo con una victoria") y como Villa ("no jugar la final ha sido un palo, pero hay que ir de cabeza a por el tercer puesto y ganar a Suráfrica").
Baja. La repentina erupción cutánea de Xavi de origen aún desconocido también condiciona el equipo. Porque el tiquitaca gira en torno al jugador del Barcelona, afectado por una súbita picazón que le impidió entrenar ayer pero que aún no se sabe si le dejará fuera del partido de hoy. A esto hay que sumar los 316 minutos que lleva jugados en la competición. Pero aún así si mejora de su mal, Del Bosque le pondrá en el equipo. Xavi es otro a los que el valor se le supone, y el que puede hacer entrar en el partido a los demás.
Del Bosque considera el partido de hoy un test vital para saber quienes tienen madera para jugar un Mundial y quienes no. Porque en la Copa del Mundo, España se encontrará en situaciones de crisis como la que le toca vivir hoy. Y es ahí cuando hay que dar el callo. Por eso el partido de esta tarde ante Suráfrica tiene su miga, sobre todo para los futbolistas de la Roja.
El escenario es incómodo. Más que un partido es casi un castigo. Pero como ayer dijo uno de los técnicos de la Federación, "es la ocasión perfecta para comprobar qué jugadores se levantan tras el tropezón y quienes siguen en el suelo".
Vuvuzelas. Por otra parte, casi es mejor jugar que quedarse en el banquillo. Dicen los futbolistas que las vuvuzelas atronan menos sobre el césped que en el banco. "Yo jugaría aunque sólo sea por eso", dijo Puyol, otro de los valientes.
Del Bosque también va a tener un problema en la delantera. Torres y Villa van empatados a tres goles con el brasileño Luis Fabiano. Aspiran a ganar la Bota de Oro del torneo. Puede que el seleccionador tome una solución salomónica para respetar las justas aspiraciones de sus delanteros, que viven del gol. Puede que Torres, junto a Güiza, juegue la primera parte y que Villa entre en la segunda. Pero todo dependerá del ánimo con el que se los encuentre hoy.
