Un 16 de abril de 2007, coincidiendo también con la trigésima jornada de Liga, el Barcelona lideraba la clasificación con 59 puntos. Segundo era el Sevilla con 55, tercero aparecía el Madrid de Capello con 54 y cuarto el Valencia con 53 puntos. El Barça de Rijkaard jugaba como los ángeles y nadie daba un duro por la victoria final del conjunto blanco...

Tres días después, un 19 de abril, Sergio Ramos recibía el premio Gredos del Deporte y antes quiso atender a AS. Hizo una quiniela en la que le salían las cuentas de la remontada: el de Camas apostó por un Madrid campeón de Liga con 79 puntos, mientras que el Barcelona sería segundo con 68 puntos. Una locura para algunos, pero que creó escuela. Un día después a Casillas, en un acto en el corazón de San Blas, también le salieron las cuentas: el portero dijo que la Liga la ganaría el Madrid con 76 puntos y el Barcelona sería segundo con 75.

Los cofrades. La 'Cofradía del Clavo Ardiendo', que así se denominó al movimiento madridista que creyó en la remontada en una Liga impensable, se movilizó. La locura llegó a los fieles y las cuentas finalmente se cumplieron: el Madrid ganó la Liga con 76 puntos (tal y como Casillas vaticinó) y el Barcelona quedó segundo, pero con los mismos puntos. SIn embargo, perdió el campeonato por goal-average.

Y es que en aquellas últimas ocho jornadas los caminos de Madrid y Barcelona fueron muy distintos. Los de Capello ganaron 22 de 24 puntos posibles y sólo empataron ante el Zaragoza en La Romareda. Fue capaz de ganar a equipos como el Athletic en San Mamés, al Recre en Huelva y a rivales directos como Valencia y Sevilla en el Bernabéu.

Por su parte, el Barcelona consiguió en esas últimas ocho jornadas 17 de 24 puntos, ya que perdió contra el Villarreal y empató con Betis y Espanyol en el Camp Nou. Un sueño para el madridismo que se puede volver a repetir...