A octavos como segundo y sin incidentes

Champions | Marsella 0 - Atlético 0

A octavos como segundo y sin incidentes

A octavos como segundo y sin incidentes

El Atlético se clasifica como segundo de grupo tras la victoria del Liverpool en Holanda. Los de Aguirre aguantaron el marcador ante un Marsella mucho más valiente y decidido. Perea, por acumulación de tarjetas, se pierde la ida de octavos. Lo más destacado, la ausencia de incidentes.

Por fin pudo hablarse de fútbol. Por fin, el Atlético de Madrid y la Champions pudieron relacionarse en la misma frase si que se viniera a la mente affaires con la UEFA, estadios cerrados ni Mirasierras. Sobre el Vélodrome, a excepción del lanzamiento numerosas bengalas y algún petardo que deberá ser estudiado por la UEFA (suponemos), el Stade Vélodrome disfrutó en paz de un buen encuentro de fútbol. El Atlético finalmente no pudo ser segundo, tampoco lo mereció, pero eso era lo de menos. El verdadero objetivo era el pase, y ese ya se había logrado a pesar de los obstáculos que se habían encontrado en el camino. El marrón de Marsella quedó al fin atrás, y ya habrá tiempo para noches de gloria en esta Champions.

Sobre el césped se vio un espectáculo muy entretenido. Los unos por la necesidad de ganar para no quedar fuera de todo, los otros porque nada tenían que perder y se podía lograr el liderato de grupo, el caso es que el choque tuvo desde el principio un ritmo altísimo, con muchos espacios en ambos campos y una intensidad que hacía que cada lance del juego fuera vibrante. La apuesta de Aguirre era prometedora. Parecía que llevara esperando la oportunidad de probar la dupla Raúl García-Banega en el centro, la pareja de medios con más fútbol en sus botas y sus cabezas. Sinama, siempre cumplidor, y Luis García eran las otras novedades arriba.

El Olympique quiso ahogar al Atlético a base de presión, de un ataque continuo. Los franceses, comandados por Ben Arfa, querían ganarse el pase a la UEFA como mandan los cánones, imponiendo la autoridad en su campo. El plan marsellés no venía del todo mal a los rojiblancos, confiados en que el 'Kun' y Sinama mataran el encuentro a la contra. Sólo faltaba que la defensa formada por Pablo y Perea se mantuviera firme, y Coupet cumpliera en su vuelta a Francia. El Vélodrome le ofreció un recibimiento acorde a la rivalidad que mantiene su afición con Lyon.

En los primeros compases, el encuentro estuvo más equilibrado, con llegadas continuas de ambos equipos. La ocasión más clara fue para el Atlético pocos minutos después del pitido inicial, en un robo de balón de Agüero a Taiwo que no pudo finalizar con éxito tras una galopada magnífica. El lateral nigeriano fue un coladero que no aprovechó el conjunto colchonero todo lo que debió. Con el paso de los minutos se incrementó el dominio del Marsella, aunque sin crear ocasiones claras. Con Ben Arfa ofreciendo algunos detalles inocuos, el equipo echaba en falta la presencia de Niang, su principal referente en ataque. No le costó al Atlético resistir el acoso local, es más, si Simao y Forlán hubieran estado sobre el campo seguramente el resultado hubiera sido otro al descanso.

La prueba en el centro del campo de Aguirre no estaba resultando todo lo satisfactoria que cabía esperar. Su participación en el juego ofensivo era escasa, principalmente porque el cuero pasaba de la defensa a los puntas sin intermediarios. Aún así cumplieron en la ayuda a la presión, incluso Banega, poco dado al trabajo. Así las posibilidades de crear una contra con posibilidades disminuían. Una pena teniendo en cuenta lo adelantada que jugaba la defensa de los de Gerets.

Coupet salvó los platos

El Atlético comenzaba la segunda parte aún como líder de grupo. El PSV se había adelantado en Eindhoven pero el Liverpool había logrado empatar antes del descanso. El objetivo secundario, una vez asegurado el pase, estaba muy cerca, pero seguía siendo eso, secundario. Si finalmente se cumplía, perfecto, pero no se iba a forzar la máquina para lograrlo. En consecuencia, Aguirre sacó a Agüero del campo, dando entrada a Forlán. El uruguayo, por su gran momento de forma, podía ser incluso más resolutivo que el gaucho.

El cambio, y el posterior de Maniche por Maxi de poco sirvieron a los colchoneros. El Marsella intensificó su acoso, lanzándose a la desesperada a por la victoria. El Atlético ni olía el balón. Ya sólo Forlán esperaba arriba un balón que nunca acababa de llegar. El Marsella comenzaba a poner en apuros al Atlético, y entonces apareció la figura de Coupet, que salvó casi seguidas tres buenas ocasiones del equipo galo. La segunda de ellas, en una falta que ningún atacante peina y termina desviando a córner in extremis, coincidió con el segundo del Liverpool, que remontaba su encuentro y se colocaba líder del grupo.

Luego llegaría el tercero de los ingleses, y la proeza parecía cada vez más complicada por lo visto en el Vélodrome. Hacían falta dos goles, o una reacción inesperada del PSV. Demasiadas variables fiadas a la buena fortuna. El Marsella levantó el pie del acelerador. El resultado ahora les sobraba para seguir vivos en Europa. Sólo Ben Arfa, más enchufado que en la primera mitad y mucho más veloz que Pablo y Perea, daba problemas. El colombiano vio una amarilla por una entrada sobre el ex del Lyon y se perderá la ida de los octavos.

Al borde del final a punto estuvo el Olympique de adelantarse, pero el remate a puerta vacía de Kaboré se marchó alto incomprensiblemente. Después de todo el Atlético se clasificó como segundo, cumpliendo las previsiones, pero lo más importante en la noche de hoy, precedida de semanas tan convulsas, fue la relativa tranquilidad con la que desarrollaron los acontecimientos.