Las exigencias físicas del fútbol, deporte de contacto por excelencia, con giros bruscos, frenadas en seco, dribling y golpeos de balón, exigen una biomecánica de la rodilla en perfectas condiciones. Cuando ésta se encuentra alterada por la rotura de un amortiguador, como es el menisco, la rodilla se resiente y puede aparecer dolor y este a veces se hace incapacitante.

La lesión del menisco externo, podemos afirmar en líneas generales, es más grave que la del menisco interno y más cuando recae sobre un menisco ya operado, como es el caso de Van Nistelrooy, según revelan los estudios realizados mediante resonancia magnética. Esta lesión, a priori, es preocupante desde el punto de vista médico. Como mínimo, estará dos meses de baja.

Dudas.

El dilema de si se opera o continuar con tratamiento conservador es normal, ya que a lo largo de la historia han sido muchos los jugadores que han tenido que abandonar el fútbol como consecuencia de una lesión así. Los restos del menisco externo existentes aún sirven de amortiguador del compartimento externo de la rodilla. La extirpación del resto o parte del mismo vía artroscópica puede ser motivo de alteración de la biomecánica y en consecuencia de dolores que dificulten la práctica del deporte. Las prisas y la precipitación son malas consejeras en este caso.