Luis Aragonés volvió a tirarle ayer de las orejas a Sergio Ramos. El seleccionador aplica con el madridista la táctica del palo y la zanahoria, e igual lo ensalza y lo califica como "un jugador extraordinario", que le da una reprimenda pública como hizo en el último entrenamiento.
Luis sabe bien lo que se hace y esperó al término de la sesión, cuando monopolizaba todas las cámaras, para sentarse en el césped junto a Sergio Ramos y mantener una charla con él. La mecha estaba prendida y pocos minutos después, en sala de prensa, Aragonés avivaba la llama: "Lo que he hablado con Sergio queda dentro de los códigos del fútbol. Es una gran persona y un gran profesional, pero debe entender algunas cositas que yo, por mi experiencia, le puedo transmitir. Cuanto mejor futbolista eres más orden debes tener en el interior y en el exterior. A veces hace cosas que no debe, pero fuera del campo".
Enseguida en la mente de todo el mundo estaba lo sucedido con el lateral en el primero de los días libres de los que dispuso, cuando fue fotografiado en una discoteca en una instantánea que terminó siendo portada en un periódico sueco. En la rueda de prensa previa al trascendental choque contra Suecia, Luis se vio sorprendido por esta noticia y, aunque salió airoso del trago, se la guardó hasta ayer para recordarle, en público y en privado, a Ramos que un jugador de la Selección española tiene una serie de obligaciones también fuera de los terrenos de juego. La charla entre ambos transcurrió de manera amigable, casi paternal, pero Luis le vino a decir al futbolista que no se repitiera esta conducta y es que ayer los jugadores volvieron a tener jornada de descanso.
El defensor madridista ya tuvo una reprimenda del seleccionador cuando éste manifestó que tenía que elegir mejor cuándo y cómo subir la banda para no dejar espacios a su espalda. Eso sí, tras su error en el gol de Ibrahimovic, el seleccionador le defendió a capa y espada y, de hecho, es uno de los intocables para él aunque ayer le recriminó aspectos extradeportivos, aunque la cosa no ha ido a mayores ya que los dos salieron del campo de entrenamiento con una amplia sonrisa. El ambiente dentro del grupo es tan bueno y positivo que nada, y menos una cosa tan intrascendente como ésta, puede alterar el estado de optimismo que se respira.
