Os quiero. A media mañana de ayer me telefoneó el jefe del Departamento Técnico de AS. "Tomás, ha caducado tu contraseña para acceder a tu ordenador. La de 'Campeones' ya no vale. Elige otra". No dudé un segundo: "De acuerdo. Pon en el disco duro esta frase: '¡A por ellos!". Así es. Nuestra Selección merece el cariño, el crédito y el apoyo de los 42 millones de españoles cansados de crecer escuchando las historias para no dormir de los continuos fracasos dibujados a través de los goles errados por Cardeñosa y Salinas, el obús que le clavó Katalinski a Iribar en Francfort o los dos atracos consentidos por ese apoltronado llamado Villar a costa del tal Al Gandhour ante los coreanos en el Mundial 2002. Nuestro país no entiende de crisis (aunque nos preocupe a todos), sale al rescate de un pueblo preocupado por todo lo que acontece cada día que pasa y nos recuerda que el fútbol es la bombona de oxígeno puro que todos necesitamos para recuperar la fe en ese becerro de oro de seis letras llamado ESPAÑA. Que metió cuatro goles en Cuatro. Detallazo. Viva el espíritu de Colón. Viva Agustina de Aragón. ¡Viva La Roja!
Enorme Villa. Saben de sobra que no me gustó el tono empleado por el asturiano de oro, El Guaje Galáctico, cuando afirmó aquello de "el 7 de España ahora lo llevo yo". Se convirtió en un azote innecesario del mito de Raúl, que jamás ha dicho nada contra su situación y que siempre ha dejado claro que La Roja está por encima de todo. Y de todos. La clave es valorar que Villa ha sabido esperar su momento. Villa Maravilla. Cañonero implacable. Hat-trick de oro. Hasta Ramón Calderón reconoció en la zona VIP del Tivoli Stadion que "me ha encantado que Villa meta tres goles". ¿Declaración encubierta de intenciones? ¿Plato de segunda mano si falla la operación de Cristiano? El yogurín de oro lideró la España del chiki-chiki. Uno, el breikindance (Villa); dos, el crusaíto (Villa); tres, el maikel yason (Villa); cuatro, el robocop (Cesc). Esta España me mola mogollón...
Sin confianzas. Es cierto que Rusia es un rival-espejismo. Ya metimos cuatro chicharritos a sus hermanos de Ucrania en el mundial de Alemania y luego llegaron las torres de ébano francesas para ponernos en nuestro sitio. No me fío del todo, pero ahora entiendo que en las casas de apuestas europeas nos den como los segundos favoritos para ganar la Eurocopa y que un estudio científico y riguroso nos sitúe como el equipo más valorado del torneo. Pero no hay que mirarse el ombligo viendo a Portugal, Holanda y Alemania. Si esto fuera baloncesto tendríamos que estar en la Final Four. ¡Vamos, vamos!
El pueblo. Me quedo con otra encuesta previa al gran partido de Innsbruck que afirmaba que la presencia de España en la Eurocopa incrementaba el ánimo de los nuestros un 13%. Ahora esa cota se ha multiplicado por tres. Viva el fútbol, Viva España. ¡Claro que podemos!
