Nadie en Old Trafford sabía que Ronaldo iba a soltar la bomba que lanzó en Terra y que inundó ayer los diarios de todo el mundo. Los directivos ingleses que se atrevieron a reaccionar fuera de micrófono mostraron su asombro por la actitud del futbolista, su decepción y finalmente su enfado.

Encargaron a un miembro del departamento de comunicación que averiguara la veracidad de lo que publicó Terra (les parecía extraño que se escogiera un portal de internet brasileño para lanzar el claro mensaje de que quiere jugar ya en el Madrid) y contactaron a Jorge Mendes, su representante, para que rectificara las palabras del futbolista, cosa que el agente no hizo. Alex Ferguson, de vacaciones en Francia (en contacto continuo con David Gill), el director general del club, no quería creerse que el jugador se le está yendo de las manos y pidió a Gill que insistiera en todos los fórums que "el club no ha cambiado un solo milímetro su postura" y que no quiere venderle.

Si el Real Madrid insiste en ofrecer hasta 100 millones de euros, sir Alex tendrá que cambiar su discurso obligado por la familia Glazer. Por lo general, el escocés suele no poner muchas obstáculos cuando un futbolista decide marcharse, pero a Cristiano le quiere, como mínimo, dos campañas más en el club.­