Laudrup insiste en que la reacción al desastre ante el Valladolid la quiere ver el domingo contra el Betis, pero la victoria del miércoles ha servido para calmar los ánimos y para que el encuentro en Sevilla se afronte con mejor cara. Tras golear al Levante, el Getafe está muy cerca de alcanzar los cuartos de la Copa, algo que sólo había conseguido una vez (el año pasado que llegó hasta la final). No hay euforia en el vestuario, pero sí mucha más calma, como explica Casquero: "La eliminatoria no está resuelta, pero sí encarrilada, lo que nos permitirá centrarnos mucho más en la Liga, que es de lo que vivimos".

El centrocampista apenas celebró el tanto ante el Levante, síntoma de que el equipo está centrado en otras cosas: "Había poca gente, ambiente frío y no salía una gran celebración". Tampoco lo hizo Albín que sólo señaló a la grada y sí un poco más Pablo Hernández "porque antes había fallado una y le pegué con rabia". El esfuerzo pedido por el presidente en esta competición fue realizado y el deber cumplido, pero como dijo Laudrup, este partido era "importante y el del Betis, importantísimo".

Albín, uno de los grandes triunfadores de la goleada ante el Levante aprovechó también para reivindicarse: "Quiero jugar más y para eso trabajo. Estuve 20 minutos sin confianza, pero luego me salieron las cosas bien". Betis y Sevilla medirán próximamente si la reacción del equipo en Copa tiene continuidad en la Liga.

Preocupan las pobres entradas

Apenas 3.000 personas el miércoles ante el Levante, no más de 8.000 ante el Valladolid y otras tantas pobres entradas en el Coliséum, tienen preocupado al club y a la afición. Incluso algunos jugadores han mostrado su decepción al ver tan poco público en las gradas. Los getafenses han perdido 1.000 abonados esta temporada. Ni siquiera la competición europea ha servido para ilusionar a la marea azul. Presumen de fieles, pero no son suficientes.