"Sin ayuda institucional no volveremos a tener un Superdepor"

Primera | Los lunes del Asador Donostiarra

"Sin ayuda institucional no volveremos a tener un Superdepor"

"Sin ayuda institucional no volveremos a tener un Superdepor"

Lendoiro pasa revista. Una Liga, dos Copas y tres Supercopas después, el Deportivo vuelve a la realidad de equipo limitado por el tamaño de su ciudad y de su afición. Sin el apoyo institucional aquel Superdepor no volverá, dijo Lendoiro en el Asador Donostiarra.

Hay otro Depor y hay otro Lendoiro. El equipo ha ido perdiendo el Súper, título nobiliario que recompensó sus gestas durante doce años. Y el presidente ya ha colgado aquella boina verde con la que guerreó contra Liga, Federación y Administración hasta cruzar la frontera de los tribunales. Ahora aprieta una deuda oficial de 130 millones, una ampliación de capital de 60 aún por cubrir y una situación deportiva menos lujosa. "Sin apoyos institucionales ni financieros o sin un inversor será irrepetible aquel Superdepor".

Nadie en el fútbol español tuvo un despegue tan vertical como Joaquín Augusto César Lendoiro (Corcubión, La Coruña, 1945). Tomó el club en 1988 ("a Lopera le saco algunos años y a los demás, muchísimos") sin demasiado entusiasmo. El equipo andaba a un paso de Segunda B: "Había una gran presión popular para que me presentara, pero yo no podía hacerlo. En aquel momento era vicepresidente de la Diputación, concejal, presidente del Ural, del Español y del Liceo, director del colegio y miembro del comité organizador del Mundial de hockey. Pero nadie consiguió los avales suficientes en las dos primeras convocatorias y decidí presentarme a la tercera. Y aquí estoy. Ese año nos salvamos en el minuto 94 del último partido con un gol de Vicente al Racing y gracias a que el Bilbao Athletic perdió en Jerez. La temporada siguiente quedamos en mitad de la tabla y nos robaron entrar en la final de la Copa del Rey. Luego perdimos una promoción de ascenso y, finalmente, al tercer año, ascendimos pese a que todos daban al Murcia en Primera desde hacía semanas. Jugamos el último partido con ellos, hubo un incendio en Riazor que obligó a paralizar el partido... pero ganamos y subimos". El patrón en aquella peripecia ya era Arsenio, "que dimitió sobre el mismo campo porque había estado sometido a una tremenda presión. Y es que habíamos estado diecinueve años sin pisar la Primera. Aquello se celebró como un título".

Poco le duró la tranquilidad a Arsenio. Lendoiro contrató al ruso Oleg Romantsev, que nunca llegó a sentarse en el banquillo: "Le fichamos. Nos pidió vídeos del equipo y día y medio después se echó atrás. Yo creo que se asustó. Y yo que le decía que teníamos un gran equipo...". Llegó Boronat, que no resultó, y tuvo que volver Arsenio, primer pilar del Superdepor. Los otros dos llegaron un año después: Mauro Silva y Bebeto. "Mauro vino de incógnito. Lo alojamos cerca de A Coruña, en Sada, y fue por primera vez a Riazor a presenciar un partido con el Atlético. Su fichaje estaba condicionado a la permanencia. Y cuando un periodista local le vio por allí, anunció que era el último fichaje del Atlético. Recuerdo que se cruzó tras el partido con Donato y éste le dijo: '¿Que vas al Depor? ¿Te has vuelto loco?".

Bebeto. Con Mauro vino Bebeto, entonces una estrella en Brasil, lo que empinó sobremanera su fichaje: "Lito era nuestro hombre allí y fijaos si lo vio difícil que el día en que nosotros aterrizamos en Río, él se vino de vacaciones a España. Tuvimos una comida con los dirigentes del Vasco da Gama y allí me dijeron que se marchaba al Borussia alemán, pero yo insistí en pelear".

Lendoiro se ha ganado la mala reputación de negociador interminable, desmentida ayer con insistencia: "Es que no es verdad. Si una negociación me interesa, la cierro rápidamente, eso sí, al precio que me conviene. Yo creo que si una noche no rematas la negociación, al día siguiente la operación es distinta, porque tu interlocutor habla con otras personas, pide cambiar cosas, algunos venden milongas...". En su esplendor, Lendoiro se mantuvo como certero comprador y aún mejor vendedor. Ejemplo: los 4.100 millones y dos partidos amistosos que le sacó al Madrid por Flavio. "Era un gran jugador que previamente le habíamos quitado al Madrid. Yo había hablado con un intermediario, Torcal, para que negociara con el Palmeiras su fichaje. 'Imposible, no lo venden', me dijo. Y resulta que a los pocos días le veo posando con una camiseta del Madrid. Llamé a Torcal para ponerle tibio y me dijo que se iba a cerrar en seis millones de dólares, aunque al Palmeiras le gustaría quedarse con el jugador hasta diciembre. Le dije a Torcal: 'Ofrece medio millón más y déjales el futbolista hasta enero'. Esa misma tarde lo cerramos. Y años después se lo vendimos al Madrid. La operación pudo ser mejor si sale como la planeé: 3.000 millones más Etoo. Pero el camerunés no quiso venir...".

Aquellos tiempos será difícil que vuelvan. Lo reconoce y lo explica Lendoiro: "Tendremos que acostumbrarnos a un Depor completamente nuevo. No hemos tenido apoyos institucionales y la ciudad (250.000 habitantes) no da para tanto. Nos empeñamos en no debilitar al equipo, en no vender jugadores, y ahí nos equivocamos. El Madrid nos ofreció 4.000 millones por Manuel Pablo o 6.000 por él y Molina y dijimos que no. Y luego el equipo empezó a decaer por mala fortuna. Makaay sufrió una lesión grave con Holanda y Tristán se rompió en el Mundial de Corea y Japón y ahí se acabó. Nadie sabe más que yo del virus FIFA. Hace quince años ya lo denuncié y me encontré con que Gaspart me sugería que no fichara extranjeros...". Lendoiro recuerda que Mauro Silva no acudió a una convocatoria de Brasil "porque había perdido el pasaporte" y la FIFA le impedía alinearlo en la Liga. "Entonces convocamos una asamblea general del club y aprobamos por unanimidad que cualquier futbolista que no acudiese con su selección jugase en el Depor, fuesen cuales fuesen las consecuencias. Pero ni Toshack ni el propio Mauro se atrevieron a desafiar a la FIFA".

Las recalificaciones. Lo cierto es que en las dos últimas temporadas el Depor desciende con suavidad por la ladera de la Primera División: "Ninguna ciudad del tamaño de A Coruña ha sido capaz de mantener en la élite un equipo durante quince años. Nosotros no hemos tenido recalificaciones como las de Madrid, Atlético, Getafe, Valencia, Barcelona o Valladolid. Y conste que las apoyo. Se ha criticado mucho la operación de las cuatro torres del Madrid. ¿Pero es que ha hecho alguien más que el Madrid por la ciudad? ¿Le ha dado alguien más repercusión internacional? ¿Quién habla ahora de Asturias o Canarias, con sus clubes emblemáticos en Segunda? Yo tengo un estudio universitario que demuestra el grandísimo impacto que tiene para una ciudad disponer de un club de élite. De hecho, de Galicia sólo se habla en los periódicos de información general o en los telediarios cuando se produce una desgracia como la del Prestige o la de los incendios en sus montes o cuando juegan sus equipos de fútbol".

Hace cuatro años el Deportivo presentó un plan de salvación al Ayuntamiento: trasladar el estadio, que pasaría a ser de propiedad del club, hacia el interior de la ciudad a cambio de despejar la zona de Riazor para su recalificación. El consistorio dijo no. "El estadio ha quedado encajonado", repite Lendoiro, que sospecha que el Ayuntamiento socialista le sigue pasando factura por su pasado como diputado popular, "aunque llevo ocho años fuera de la política".

Hace meses el club modificó sus estatutos, que no permitían a ningún accionista poseer más del uno por ciento de los títulos. Quien ponga 34 millones será propietario de un club que presentó una ampliación de capital de 60 y apenas ha cubierto cuatro: "El Ayuntamiento nos ha dicho que nos recibirá en breve, pero hay que ser realistas. La ciudad se acostumbró a presumir de club y si ahora no le ayuda, habrá que buscar inversores. Yo he hablado con grupos árabes interesados. Nuestra ampliación es lógica. El capital social del club es de cinco millones y sólo por una plaza en Primera se pagarían 90. Esto invita a la reflexión. Yo he visto la polémica que se ha generado en el Atlético con el traslado a La Peineta, pero ¿cuál es la importancia de los accionistas frente a los propietarios? Casi insignificante. Y quien pone el dinero es el que tiene la capacidad de decidir".

Lendoiro procura en la tertulia desdramatizar la situación económica del Deportivo: "Hay una deuda controlada de 130 millones y no hay peligro de que el club acuda a la Ley concursal".