Barcelona. Un restaurante conocido (y caro) de la zona noble de la ciudad. A la hora establecida aparecen los dirigentes del Espanyol y del Madrid. Objetivo: celebrar el tradicional almuerzo previo al partido. Buenas caras, bromas insistentes y abrazos recordando una noche del pasado mes de junio, cuando Raúl Tamudo superó a Víctor Valdés y puso en bandeja el título de Liga al conjunto blanco. Ganas de charlas y varios asuntos encima de la mesa.

Albert Riera fue uno de ellos. El mallorquín pasa por un excelente momento de forma. Lo confirman su arranque liguero y su estreno como internacional absoluto. Se quedaron sorprendidos los ejecutivos barceloneses cuando sus colegas madridistas comenzaron a hablar del juego del zurdo. Que si esto, que si lo otro... Lo sabían todo. Incluso el precio de la cláusula: 20 millones de euros. Sabían tanto que algún directivo españolista se equivocó con el precio. Mientras los locales aseguraban que eran 24 millones, los blancos insistían en sus informaciones: 20 millones. Y tenían razón. Se emplazaron para hablar en el futuro, aunque no sería descabellado decir que Riera está en la lista de Mijatovic para la próxima campaña, siguiendo las instrucciones recibidas desde los despachos del Bernabéu respecto a españolizar el equipo.

Otros nombres. Pero no solamente se habló del mallorquín. En Montjuïc gustan dos futbolistas blancos: Soldado y Saviola. Del primero dijeron que se marchará cedido (posiblemente al Benfica de José Antonio Camacho) en el mercado de invierno, mientras que el argentino seguirá en la capital al menos esta temporada. Están satisfechos con su juego y confían en los 12 ó 15 goles que habitualmente hace por temporada. Gustan y mucho en Montjuïc, pero tienen complicado acabar allí.