En 1929, en el Metropolitano, en un día memorable de Gaspar Rubio, doble goleador, España castigó a los ingleses con una derrota histórica: 4-3. Pero, como suele, Inglaterra planeó metódicamente la revancha, y el 9-12-1931, en Highbury, una gran selección española se llevó una paliza inolvidable: 7-1.

En el pequeño terreno, las cargas aéreas inglesas intimidaron a Zamora, que perdió la cera de los oídos en los choques: Smith, Johnson y Crooks anotaron dos goles, cada uno de ellos. El séptimo de Inglaterra fue a la cuenta de uno de sus mayores mitos, Dixie Dean, el gran cañonero del Everton.

Dean (1,78) entrenaba los remates de cabeza con balones medicinales, junto a Tommy Lawton. Con 7-0, Gorostiza anotó el tanto del honor. Bill Shankly diría: "Los que tuvimos el privilegio de ver jugar a Dean, hablamos de él como se habla de Beethoven, Shakespeare o Mozart". Cuatro días después, España se recuperó ganando 0-5 a Irlanda en el Dalymount Park de Dublín.