El futuro de Beckham en el Madrid está en entredicho. Por no decir que está crudo. Especialmente, mientras que Capello lo mantenga condenado al banquillo de la suplencia. No renovará mientras que no juegue. Lo más llamativo es que el técnico italiano ha pedido su continuidad dos años más (así consta en acta en el despacho del presidente), que Ramón Calderón afirmó el 26 de octubre que "somos un matrimonio bien avenido y creo que se va a quedar" y que el propio jugador inglés afirmó en una reivindicativa conferencia de prensa, el 30 de octubre, que "me quedaré porque creo en este proyecto".
La cruz.
Hasta ahí, todo perfecto. Pero ha transcurrido un mes y la afición madridista se empieza a preguntar qué será de su mejor pasador (nadie toca la pelota en largo como él lo hace en la plantilla de Capello) a falta de sólo siete meses para que finalice su contrato vigente con los blancos (el 30 de junio de 2007 quedará libre y desde el 1 de enero podrá atender ofertas).
¿A qué viene ese retraso? Sencillo. Beckham, 31 años, ha dejado claro al club que su deseo es seguir en Madrid y retirarse del fútbol con esta camiseta, pero sólo pone una condición: jugar con cierta regularidad. No por ego, sino para sentirse útil y merecedor de un esfuerzo económico del club (su ficha anual ronda los 6,5 millones de euros).
Pedja Mijatovic ya ha conversado varias veces con los agentes de Beckham y José Ángel Sánchez, director general del Real Madrid, mantiene una relación fluida con el cuarto galáctico de la era Florentino para dejarle claro que el club estaría encantado de verle de blanco al menos hasta 2009.
Pero la última lesión ha retrasado su decisión. El pasado miércoles hizo su primer entrenamiento a tope tras sus últimos problemas físicos y no quiere tomar partido, en una dirección u otra, hasta que se sienta en plenitud. Capello conversó con él en Valdebebas esta semana y le transmitió de nuevo su fe en él, a pesar de que David sabe que tiene por delante a Raúl y a Reyes (incluso Robinho) en esa banda derecha de la que se ha visto desterrado desde la sintomática y estrepitosa derrota en Lyon ante el Olympique (2-0, 27 de septiembre).
Calderón le espera para firmar, Mijatovic no desespera y Beckham retrasa su decisión hasta saber a qué atenerse. A todo esto, el entorno directo del inglés se moja sin pudor: "Ama al Madrid, pero si Capello no le pone acabará subiéndose a un avión...".
