Ni Ronaldo, ni Ronaldinho, ni Kaká, ni siquiera Etoo que navegó a dos aguas entre el Barcelona y el Real Madrid. El fichaje más laborioso del mundo ha sido el de Iban Zubiaurre. 504 días, juicios y la próxima intervención del Tribunal Supremo. Demasiado. Imagino que el jugador de Mendaro estará que ni se lo cree. 504 días ha tardado en poder vestir la rojiblanca. En su casa tiene la camiseta de Etxeberria, que se la entregó tras un derby, pero a partir de mañana tendrá la suya: con dorsal y número. Poco más tarde saldrá a la venta en las tiendas oficiales del club.

Zubiaurre vuelve a sentirse futbolista. Esta noche será especial porque su gran partido está a la vuelta de la esquina. La presentación de San Mamés le ha creado un cosquilleo especial . Para él será como uno de los choques de Champions que ha visto en época de secano. Y es que en este tiempo su enganche al fútbol ha estado en la grada (también en la de La Catedral) porque no le han dejado jugar. Ha visto otras cosas. El sábado pasado estuvo en el Labrit siguiendo a Barriola e Irujo. Ese ha sido su último espectáculo deportivo como futbolista en paro.