"El seleccionador nos tiene en máxima tensión"

Mundial 2006 | Selección

"El seleccionador nos tiene en máxima tensión"

"El seleccionador nos tiene en máxima tensión"

jesús aguilera / carlos martínez

Las variantes en el sistema de juego y las rotaciones de Luis en los amistosos y en los ensayos tácticos han obrado el milagro de entretener a los periodistas y, lo más importante, poner a cien a unos jugadores que bendicen la idea y trabajan en permanente y diaria tensión competitiva.

El libro de estilo de los entrenadores decía hace unas fechas que maneja dos alternativas para atacar como Dios manda la preparación de un Mundial. Hay quienes apuestan por echar todas las cartas encima de la mesa desde el primer momento, mostrar su baraja de ases, un once más o menos fijo y desde luego un andamiaje táctico sobre el que asentar un estilo y una idea de juego; y hay quienes prefieren mantener la moral de la tropa (de toda la tropa) en estado de alerta permanente, en vigilia continua, utilizando los amistosos y los movimientos tácticos del trabajo diario para probar variantes y alternativas y el estado de forma de los futbolistas. Sobra decir que Luis ha tirado de la segunda página del manual y vaya por delante que los jugadores bendicen el libro de texto del Sabio.

"El míster nos tiene en máxima tensión y eso es bueno porque aquí todos venimos a sumar, podemos ser útiles en cualquier momento y es mejor que no muestre un once definido". Esta sería la corriente unánime en un grupo de 23 jugadores que intuyo que ha hecho piña. Pero Luis García va más lejos y lo explica: "En otros equipos he sufrido que cada entrenamiento el técnico trabajaba prácticamente con un solo once y eso hace que los que se saben titulares se sientan seguros pase lo que pase, y que los demás se relajen porque piensan que hagan lo que hagan no van a contar para nada".

Al cien por cien.

Ese estar con las orejas tiesas se nota en los entrenamientos, en los que la intensidad es máxima y las idas y venidas de Luis en sus constantes ajustes finos (tácticos y de movimientos con y sin balón) obligan a los jugadores a no bajar la guardia. Ayer, Marchena (el único que aún no ha jugado un solo minuto en los tres amistosos disputados) se llevó un par de broncas de padre y muy señor mío del seleccionador porque le comían el terreno los compañeros. Pablo también se llevó alguna exigencia a voz en grito para que anduviera más despierto y sacara con más celeridad el balón.

Villa se apunta también a esta metodología, pese a que él es uno de los que entran y salen en las quinielas con las que juega Luis y con las que nos hace jugar a todos, dicho sea de paso: "Es una teoría acertada que nos fuerza a todos a pelear hasta el último momento para hacerte un sitio. Todos trabajamos con la máxima aplicación y no nos confiamos ni podemos permitirnos el lujo de venirnos abajo si algún día intuyes que no estás fino".

Pernía no es la excepción: "Francamente, no sabemos quiénes van a jugar y eso es mucho mejor que conocer de antemano que hay once fijos. Y bastante tiene Luis como para que vayamos a creernos titulares porque en un ensayo o en un amistoso las cosas te hayan salido bien".

Sergio Ramos recoge el testigo y sube la banda, un carril al que por cierto ya le va cogiendo el truco y recuperando poco a poco los movimientos en el lateral que lógicamente tenía anestesiados tras un par de años de central: "Es bastante bueno que no haya un once titular, eso te motiva a seguir trabajando para ganarte el puesto". (Por cierto, sutileza el otro día de Aragonés, empeñado en que el chaval sevillano ajuste los mecanismos del '2': "¿Os fijásteis en el centro raso y en diagonal de Sergio en el gol de Torres? Ya no fue tan previsible como al comienzo". Y Salgado, como siempre sentencia con firmeza: "Yo estoy acostumbrado a pelear por hacerme un sitio".