El Madrid se da un homenaje

Copa del Rey | Real Madrid 4 - Athletic 0

El Madrid se da un homenaje

El Madrid se da un homenaje

El Athletic apenas opuso resistencia. Robinho, que ha vuelto, logró dos goles. Guti fue el director del juego. Soldado y Ramos también marcaron

El Madrid jugará los cuartos de final de la Copa después de deshacerse del Athletic, que ya venía medio deshecho, aunque ese pequeño detalle no empañó la sensación que dejó entre los aficionados la goleada final, sensación de equipo en vías de recuperación y carbón en la locomotora. Sensación de optimismo. Y esas son las batallas que libra ahora el Madrid, las morales, antes de que aparezcan los dragones que ya bufan al doblar la esquina.

Si no hubo emoción no fue sólo por el gol de Beckham en el partido de ida. El Athletic es un equipo apesadumbrado, que no se divierte en el campo, nadie sonríe, no hay quien levante un pulgar o guiñe un ojo, esos gestos con los que se suele animar al compañero que falló el pase o lo dio bueno, pero que nadie alcanzó. Cómo estarán los jugadores de afligidos, que ni siquiera se palmetean las nalgas. Y esas carantoñas hacen grupo, o piña, como suelen decir los entrenadores patrios tipo López Caro, aunque yo nunca he entendido esa metáfora porque no veo más solidaridad en una piña que en un kiwi, por poner un ejemplo.

Esa nostalgia podría explicar la falta de atrevimiento, de hambre, no solemos comer mucho cuando estamos tristes o nos dejan (la novia o la suerte), ni creemos entonces en los milagros, ni nos ponemos chulos. En situaciones así uno no está para protestar las multas ni para discutir con los informáticos ni para jugar en el Bernabéu. En momentos así uno no está para nadie. Y me temo que es el trance por el que está atravesando el Athletic, tocadísimo por su situación en la Liga (penúltimo) e incapaz de tener un solo pensamiento positivo, eliminados en la Copa y camino del Camp Nou, choque previo a su visita a la Real Sociedad.

Habría que dejar claro que el Athletic no fue avasallado por un Madrid flamígero, sino que su derrota llegó por goteo, por acumulación de cupones, tacita a tacita. Tuvo el balón un buen rato, pero no supo qué hacer con él. Y encontró no pocos espacios, pero tuvo miedo de explorarlos. El futbolista atenazado reza por no equivocarse, no para acertar.

Ante un equipo así, el Madrid pudo tomarse todo el tiempo del mundo y se tomó media hora, la primera. Nada memorable ocurrió en ese tramo, salvo una sucesión de faltas tobilleras, nueve en once minutos. Si algo se puede destacar fue un tiro de Aduriz que taponó la defensa madridista y que tuvo el mérito de ser la acción más peligrosa del Athletic a lo largo del encuentro, así de lejos estuvo el equipo del gol.

Primer aviso. Guti, a los 16 minutos, dio pistas de lo que estaba por ocurrir. Robó un balón a Bordas (imperdonable pérdida) y montó una contra peligrosísima que no supo aprovechar Robinho. La jugada demostraba dos cosas: había despertado Guti y la defensa del Athletic, habitualmente temblorosa, estaba además adelantada de forma suicida.

Las sospechas se confirmaron al tiempo que el Madrid comenzó a enlazar contragolpes, todos ellos con Guti de arquero. Lafuente salvó el primero al poner el guante al disparo de Baptista. El segundo se fue alto después de un notable cabezazo de Soldado. Y el tercero, claro, fue gol. Otro robo en el centro del campo y pared eléctrica de Robinho y Guti que el brasileño resolvió con un tiro por debajo de las piernas del portero, no hay mejor atajo en este tipo de ocasiones, lo difícil es mantener la sangre fría.

El gol acabó con cualquier incertidumbre, si es que alguien la tenía. Y el Athletic no dijo nada en contra. Continuó arrastrando sus penas, y ni siquiera se mojó con la lluvia que le caía y le estaba por caer, porque eso es lo único bueno de los estados de tristeza, que ya sales empapado de casa.

Nada más comenzar la segunda mitad Salgado se lesionó y fue sustituido por Cicinho, que se estrenó en el Bernabéu y le dio más profundidad al equipo, con media docena de incursiones hasta el fondo del pasillo. Se valora su esfuerzo y su filo, pero hay que reconocer que el Athletic a esas alturas ya era mantequilla. Llorente sustituyó a Tiko, un cambio ortodoxo, pero sin un gramo de fe.

Hacer notar que Gravesen tuvo en esos momentos un acceso de enajenación mental transitoria, que le enfrentó primero con varios jugadores del Athletic y luego con Baptista, que no lo aplastó porque es hombre tranquilo.

A los 60 minutos Soldado acarició el gol al peinar un buen centro de Cicinho, pero le faltó pelambrera para controlar el remate. Se mascaba la tragedia rojiblanca. Y siguió escribiéndose instantes después, cuando Beckham botó una falta desde la izquierda, Lafuente tocó la pelota y Sergio Ramos la empujó con el pecho, o más seguramente con el corazón, que se le desboca.

El Athletic estaba completamente entregado a su suerte (mala) y el Madrid aprovechó para divertir y divertirse, para hacerse perdonar los últimos pecados, y el público, que aunque algunos no lo crean es de natural facilón, lo agradeció mucho. Prueba de ese estado de entusiasmo local es que el siguiente gol, el tercero, se generó con un centro de Raúl Bravo con la pierna derecha, al que puso la guinda Soldado con un cabezazo formidable, de primer espada, ese tipo de testarazos que dan a la pelota más velocidad de la que tenía y transforman el globo en proyectil.

Robinho cerró la cuenta después de que Beckham le arrebatara a Amorebieta un balón en su propio área, en una acción bochornosa para el gremio de los defensas y que nos confirma cuál es el primer problema del Athletic. El pase del inglés, que intentó taconear Soldado, lo remachó el brasileño a puerta vacía.

Estrella. Robinho culminaba así su mejor actuación desde su debut en Cádiz y completaba su segundo partido como verdadero protagonista desde aquella irrupción. Además de los dos goles, aportó movilidad, conectó con el gran Guti y agilizó un ataque que muchas veces corre el riesgo de formar grumos. También fue víctima de un penalti clamoroso que el árbitro no señaló, imagino que para no hacer más sangre. En esa jugada, el chico volvió a sacar a pasear la bicicleta, que ya comienza la temporada. Es una gran noticia para el Madrid que, desde el orden, comience a florecer el talento, que lo hay. Para el Athletic la buena noticia es que ya tiene un problema menos.