¿Becks o Prosinecki?

Primera | Real Madrid 1 - Málaga 0

¿Becks o Prosinecki?

¿Becks o Prosinecki?

La afición firmó una tregua con la tropa galáctica. El golazo de Roberto (siempre le marca al Málaga) y la noche plácida de Casillas evitaron una velada de cuchillos largos. Salvo los desafortunados insultos de los ultras contra la prensa (¿qué culpa tenemos?) todo fue bueno para el Madrid.

El consuelo. El aparato de propaganda siempre fue importante para sostener regímenes políticos, justificar campañas publicitarias o defender modelos futbolísticos. Por eso me llamó la atención la moralina emitida por el club nada más terminar el sufrido y conciliador triunfo ante el Málaga. En los videomarcadores aparecieron imágenes del gol de Zidane en Glasgow, de la fiesta de la Intercontinental ganada al Olimpia en Yokohama, de las dos Ligas de Del Bosque... Lógico en tiempos de reflexión y de reestructuración del mensaje institucional. Lo curioso es que bajo esas imágenes rotulaba una leyenda un tanto forzada: "No importan lo que digan, importa lo que has sido, importa lo que eres e importa lo que serás". Fenómeno. El día que Ronaldo vuelva a enchufarlas, que Raúl reedite sus olvidadas vaselinas, que Zizou recupere la velocidad perdida, que Figo se vaya de tres o que Samuel acabe un partido sin hacer faltas innecesarias en el centro del campo, la ciudad entera se va a tirar a la calle para festejar la buena nueva...

Héroes y villanos. Echando el reloj dos horas atrás me ubico en La Esquina del Bernabéu, repleta de madridistas preocupados pero confiados en recuperar la ilusión en medio de tanta zozobra. "Tomás, hay que morir de pie. Que aprendan de Fernando Alonso, un madridista de verdad". El eco debió llegar a los muchachos, que pedían respeto en la portada de AS y lo encontraron en un Bernabéu sabio que tuvo un comportamiento académico. Para empezar, que ambos equipos saltasen al césped a la vez ayudó a minimizar la silbatina. "¿Por quién doblan las campanas?", me comentaba un compañero guasón. El caso es que el sector crítico quedó en inferioridad y el pueblo fue fiel a este equipo que tanto ha dado en estos últimos años. Los pitos perdieron la batalla del audímetro, pero crearon tanto ruido ambiental que debieron dejar como una ídem al entrenador del Málaga (vikingo Tapia), que paradójicamente fue recibido con una ovación simpática por su confesado madridismo y su devoción casi mariana por Stielike, Camacho y resto del santoral racial de los 70 y 80.

La mutación de David. Ahora que llega la tregua de la Semana Santa y hay dos semanas para recuperar la autoestima pensando en el 10-A (¡que viene el Barça!), mi amigo José Ángel Sánchez (un lince para promocionar todo lo que huela a blanco) debería hablar con el esteticista de Beckham. Hasta los heteros vocacionales como yo hemos reconocido que David ha sido el futbolista más guapo que jamás ha defendido esta sagrada camiseta. Pues fíjense qué extraña mutación en posible Prosinecki exhibe el crack en estos momentos de crispación y dudas. De hecho, tuvo un rifirrafe con un socio veterano (Juan Cámara, 57 años) que le había increpado por tacharle de "muy guapo, pero hay que hacerlo mejor para jugar en el Madrid". Un energúmeno le insultó después con más gravedad y David creyó que era nuestro amigo Juan. Al final, Cámara se lo aclaró y Becks le regaló su camiseta. Buena persona, buen futbolista. Dejémosle tranquilo. ¡Pero cambia de peluquero, boy!

Pancartas. El Bernabéu es un foro de opinión admirable y democrático. Los 5.000 peñistas dieron su versión de los hechos con plena libertad. Unos apoyaban a tope al club, como los amigos de Elda o Cataluña, pero los de Torrox (ver foto pequeña a la izquierda de la página) tiraron de poso crítico, estadístico y hasta recurrieron a la poesía popular. El club debe aceptar estos reproches con cariño (como diría Florentino), porque desde la autocrítica es como se conseguirá que no haya más fracturas. La ovación sentida a Raúl ha marcado el camino a seguir. ¡Viven!