Hubo un tiempo en la que el Atlético siempre tenía un jugador así. Un delantero que no participaba en el juego, que parecía tosco, que marcaba goles sin darse cuenta, que ganaba muchos partidos el solo. Rubén Cano, Cabrera, Hugo Sánchez, Baltazar, Vieri, Hasselbaink... Ayer, el equipo de Ferrando lo sufrió en su carnes. Pandiani estuvo torpe y nunca creó sensación de peligro. Lo de las sensaciones debe parecer lírica absurda para un tipo que conduce un camión, así que los dos balones que tocó los metió dentro y le dio al Depor su duodécimo Teresa Herrera. Como si nada, acabó con un Atlético que buscaba resarcirse del desastre del Villarreal y que, en parte, lo logró.
Porque, plagado de suplentes y canteranos, el Atlético comenzó mandando. Colsa confirmó que Sosa tendrá que demostrar muchas cosas si quiere formar el doble pivote titular junto a Luccin. Alrededor del toque rápido y constante del cántabro, los de Ferrando fueron cercando a un sorprendido Deportivo, que, con un once de lujo, no esperaba semejante despliegue de los meritorios rojiblancos. En pleno desconcierto local, Novo tuvo una de sus escasas apariciones en el mundo de los vivos y le metió un gran balón en profundidad a Paunovic, Munúa echó a correr poseído, como si estuviese en la calle Estafeta en plenos sanfermines, y el serbio le esquivó sin problemas para marcar. Casos opuestos los de los protagonistas. Novo da la sensación de ser más de lo que da, que no es bastante. Paunovic siempre da aún más de lo que es, que puede no ser suficiente.
El gol no le quitó la caraja al Depor, pero en el preciso instante en el que el aventurado cronista le decía a un compañero estos, nada de nada llegó un fogonazo: Valerón-Munitis-Pandiani-gol. Un segundo que bastó para recordar cuál ha sido el conjunto más sólido del fútbol español el último lustro, aunque éste no es el equipo exuberante de otros años. Ha acumulado buenos futbolistas como una hormiguita y aún tiene una estupenda plantilla, pero da la impresión de que, sin refuerzos, le será complicado mantenerse al nivel que le ha permitido soñar con la Champions (con ganarla, no con llegar a ella, y ésa es la enorme ventaja que ha adquirido el club gallego respecto al madrileño en los últimos tiempos).
Caos de cambios.
En la segunda parte, todo cambió. Al menos en los 20 minutos que tardó el partido en convertirse en un desbarajuste de cambios. En ese tiempo, el Depor se comió al Atlético de la mano de un sensacional Momo, que le regaló el segundo tanto a Pandiani. Uno cree en Irureta por encima de todas las cosas, pero tal vez debería replantearse la decisión de ceder al canario, que se postuló como una alternativa excelente si el caso Fran no se soluciona. Tras el 2-1 ya no se jugó. Las continuas sustituciones y una excesiva violencia por ambas partes acabaron con el partido. Eso sí, Aragoneses tuvo tiempo para tragarse el gol de Romero y demostrar que lo que parecía mala suerte puede ser, simplemente, su verdadero nivel. Al final, sensaciones agridulces para ambos. El Deportivo ganó, pero parece haber entrado en declive. El derrotado Atlético mostró que, con Luccin y tiempo, irá hacia arriba, aunque quizás no tanto como él espera.
Cuéllar se gana el puesto y se lesiona
Cuéllar (20 años) ha sido una de las sensaciones de la pretemporada atlética. Ha enamorado a Ferrando y el puesto de segundo portero, que parecía de Aragoneses, ya no está tan claro. Ayer, fue titular, pero sufrió un esguince en la rodilla y tuvo que ser sustituido en el descanso.
