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366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 29 DE AGOSTO

Prohibidas las botellas, consecuencia de la final de Rigo (1968)

Actualizado a
Prohibidas las botellas, consecuencia de la final de Rigo
(1968)

La Federación, haciéndose eco de una orden del BOE, envía tal día como hoy una circular a todos los clubes en la que se prohíbe la venta de cervezas o refrescos en los campos en envases de vidrio. En adelante, deberán ser escanciados en vasos de plástico antes de despacharlos. Era la consecuencia esperada de la final de Copa de ese mismo año, que pasó a la historia como «la final de las botellas», entre el Madrid y el Barça, en el Bernabéu, en la que el arbitraje de Rigo desencadenó la irritación de los madridistas.

Rigo era un árbitro con fama de barcelonista, lo que le llevó a ser recusado por ocho equipos, que se habían sentido perjudicados cuando les había arbitrado contra los azulgranas. Pero el Barça tenía suficiente mano en la designación como para conseguir que en aquella liga le pusieran a Rigo en trece de los treinta partidos de que constaba el campeonato. Aun así, no ganó el título: fue segundo a tres puntos del Madrid. En aquella época la Copa se jugaba, en sus tramos finales, una vez acabada la liga. El Barça se enfrentó en cuartos al Athletic de Bilbao, con arbitraje, en la ida y en la vuelta, de Rigo. Pasó el Barça con lamentos de los bilbaínos por el arbitraje. En semifinales le tocó el Atlético de Madrid, y de nuevo con Rigo en los dos partidos, ida y vuelta. Pasó el Barça, y más lamentos todavía de los atléticos madrileños por el arbitraje. Pues, con todo y eso, Rigo pitó la final. Ante el Real Madrid y en el Bernabéu.

El público estaba mosca. El público era madrileño y madridista en su mayoría. Entonces no había dinero ni medios para los grandes desplazamientos de ahora, de modo que apenas había culés. En un ambiente encendido, el partido empieza con un gol tempranero del Barça a los seis minutos de juego: un centro de Rexach desde la izquierda del ataque culé que Zunzunegui trata de despejar, pero le pega mal al balón, de refilón, y lo mete en su portería. Desde ese momento, el Barça se cierra a administrar su ventaja y el Madrid ataca. El público está cada vez más impaciente y pide penaltis con frecuencia. Avanza la segunda mitad y sí hay un penalti: Serena se cuela por el callejón del ocho y Eladio se cruza derribándole estrepitosamente. (Las fotografías del día siguiente son inequívocas, y se aprecia que Rigo está de frente a la jugada.) La indignación del público sube de tono y caen algunas botellas, sobre todo sobre la portería de Sadurní, pacíficamente retiradas por este que, dicho sea de paso, hizo un partidazo. Poco más tarde, el propio Amancio cae cerca de la línea de fondo, derribado también por Eladio, fuera del área. Pero Amancio se revuelca con grandes gestos de dolor y eso parece la señal: cientos de botellas caen en la zona. El partido se desliza hacia su final y el Barça gana la Copa. Más botellas al campo cuando el capitán culé, Zaldúa, recoge el trofeo. Consecuencia: se acabaron las botellas.