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BARCELONA - ATLÉTICO DE MADRID

El vestuario del Barça se teme un ambiente hostil en Madrid

Las palabras de Filipe sentaron mal a la plantilla azulgrana y creen que el discurso rojiblanco es para condicionar el arbitraje de cara al partido de vuelta en el Calderón.

BarcelonaActualizado a
El vestuario del Barça se teme un ambiente hostil en Madrid
AStv

En el vestuario del Barcelona no gustó la reacción de los jugadores del Atlético al final del partido. Más que las declaraciones de Simeone, que se contuvo y prefirió decir sin decir, escocieron mucho las de Filipe Luis por reincidente. “Sigo pensando que el Barça está protegido”, aseguró. Hacía sólo un mes que había sorprendido con esta frase: “Messi es el protegido del Barça y de la Liga”. Durante el día se mostraron también unas imágenes de Juanfran cazado mientras proclamaba: “Vaya robo”. Las denuncias han llegado incluso desde la planta noble del Atlético. Gil Marín, la noche del partido, hizo un lamento público. “Nos quitan la ilusión de poder competir”. Desde el Barça observan esta escalada de declaraciones con pensamiento y discurso único como una estrategia para calentar el partido del próximo miércoles en lo que, ya suponen, va a ser una caldera.

Ayer ya funcionaba la reventa en el Calderón. Las 54800 localidades, de las que el Barça solicitó 1373, ya se han vendido. Espera un llenazo y el Atlético, siempre desde el prisma azulgrana, ha decidido subir la temperatura con tiempo con el objetivo de presionar todo lo posible al árbitro de la vuelta. La UEFA, por cierto, anunciará la designación el lunes.

Queda saber cómo va a manejar el Barcelona la estrategia del Atlético. De momento, hasta el partido de ida la consigna es clara. Que la Real Sociedad sea el foco de atención. La respuesta de Luis Enrique queda para el próximo martes. Las comparecencias del asturiano suelen tener un doble perfil. Antes de los partidos, Luis Enrique es más prudente y cerebral en las declaraciones. No suele meterse en líos e incluso si la pregunta le desagrada pasa a la siguiente sin contestar. Después de los choques, sin embargo, suele ser más vehemente. Tal vez de ahí su valoración de la expulsión de Torres (“las dos amarillas han sido clarísimas”).

Bajo estos parámetros, podría pensarse que el Barcelona no va a ir a una guerra de nervios en la sala de prensa. Pero en el vestuario tampoco se engañan. Saben que el partido va a ser de rompe y rasga y que la personalidad y el carácter está en juego. Posiblemente, más que ningún día.