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BASILEA - SEVILLA

La vida y el desarrollo paralelo del Basilea y Roger Federer

El equipo de fútbol de la patra chica de Federer, hincha del equipo y cuyo halo envuelve a esta típica localidad suiza ha tenido una trayectoria muy similar.

BasileaActualizado a
Fernando Llorente a su llegada a Basilea con el resto de la expedición sevillista.
MIGUEL ANGEL MORENATTI

Con un frío más que esperado pero con sol recibió Basilea al Sevilla. La patria chica de Roger Federer, hincha del equipo, cuyo halo envuelve a esta típica localidad suiza y cuyo equipo de fútbol ha tenido una trayectoria muy parecida. El Basilea logró su último título del siglo XX en 1980, un año antes del nacimiento del tenista suizo. Su siguiente título fue un doblete de Liga y Copa en el año 2002, mientras que Federer lograba su primer Gran Slam, Wimbledon, sólo un año después.

El Basilea se ha convertido en el dictador de la Liga de Suiza en el siglo XXI como lo demuestran los 16 títulos levantados entre Ligas y Copas locales. Un trabajo de cantera espectacular y una secretaría técnica avispada han reverdecido los laureles de este gigante del norte de Suiza que aspira a dejar de ser del grupo de equipos de "relleno" de las competiciones europeas, que igual caen en una fase de grupos de la Champions que caminan por la Europa League sin asomar la cabeza en las rondas finales. De sus filas cruzaron la frontera hacia Alemania jugadores del nivel de Shaqiri, que fue pretendido por el Sevilla, Xhaka, que lleva dos años enfrentándose a los de Nervión con el Borussia Moenchengladbach o el mismísimo Ivan Rakitic. Algún expedicionario sevillista comentaba con cierta sorna que "por muy bonita que sea Basilea, Rakitic prefiere Pino Montano".

Es el principal problema del Basilea, el jugar en una Liga en la que es muy superior tanto deportiva como económicamente, pero no quedan ahí las ventajas con las que juegan los hoy rivales del Sevilla. El St. Jakob Park es un estadio calificado de cuatro estrrellas por la UEFA y que acogerá la final de esta competición este año. Acabado de construir en septiembre de 2001 y edificado sobre el vetusto St Jakob Stadium, que acogió partidos del Mundial de 1954, presenta todas las comodidades de los estadios modernos pero sin perder ese toque de esencia que le dan sus gradas cerradas y que caldea el ambiente. Eso y sus calientes moradores, incluidos unos ultras que se denominan Banda Basel y que, pese a que ahora parecen algo más relajados, provocaron numerosos incidentes por toda Europa no hace demasiado tiempo.

En resumen, frío, un estadio caliente y un equipo con nombres que hoy no son conocidos pero que en años formarán parte de los grandes de Europa. Ésta es Basilea y éste es el Basilea con el que se encontrará el Sevilla de los fantasmas fuera de casa esta noche. El contexto para el primer triunfo fuera de casa es bello pero complicado. Con volver el 17 de mayo es más que suficiente.