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CRUZADA ANTIVIOLENCIA

Los ultras viajan más y hay menos partidos de alto riesgo

En tres años han pasado de ser 4.437 los desplazados a más de 17.000, según los datos oficiales que manejan la Policía y Antiviolencia.

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Los ultras viajan más y hay menos partidos de alto riesgo

Cada vez hay más ultras y cada vez hay menos policías que los vigilen. La reflexión es fría pero es lo que se desprende de los datos oficiales de la Comisión de Antiviolencia.

Cada vez más mujeres ultras

La semana pasada, durante la Operación Neptuno, uno de las 53 detenidos en sus domicilios resultó ser una mujer. Una chica del Frente Atlético, de 23 años, madrileña. A muchos llamó la atención que una mujer participe en peleas entre ultras, pero ni es tan extraño ni algo tan difícil de ver. Según datos policiales de la temporada pasada, de los 1.365 expedientes de sanción 29 correspondieron a mujeres. Ellas representan ya más del 2 por ciento de los violentos. Su notoriedad ha ido en ascenso, pues un año antes habían sido 22 las expedientadas. La presencia de la mujer en las gradas está ido in crescendo incluso entre las ultras. En el código no escrito de los ultras, el artículo uno dice que a una mujer nunca se le puede pegar, pero si una chica ataca y golpea, o hace intención, sí se le puede ‘batir’. Habitualmente, en las batallas ultras las mujeres se buscan entre ellas. Las más valientes se encaran a los hombres, y si golpean o van armadas, entonces se olvida el artículo uno y el rock and roll suena igual para todos

En las tres últimas temporadas se ha cuadruplicado el número de ultras que se desplazan en los partidos que sus equipos juegan a domicilio (de 4.751 se ha pasado a más de 17.000 en los dos últimos años). Además, en la última temporada se ha reducido el número de partidos declarados de alto riesgo y ha bajado de 27 a 18, a los niveles de 2009-10. Poniendo los números en contexto, la ecuación e simple: más ultras y menos control.

Todos los datos de este informe están recogidos en las memorias de la Comisión de Antiviolencia, cuyo nombre oficial es ‘Comisión estatal contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte’.

Las memorias de la Comisión se elaboran en su totalidad con la información facilitada por el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, más la única policía autonómica que colabora, la Ertzaintza, pues no envían sus actas ni facilitan datos los Mozos de Escuadra (Mossos d’Esquadra en catalán), la policía Foral de Navarra (Foruzaingoa en euskera) y la policía Canaria.

En la temporada actual se van a romper todos los registros. Sólo con la batalla campal de Madrid Río, con un muerto, 82 detenidos y decenas de heridos, hasta la peor de las previsiones se ha visto superada. Y aún no se ha llegado ni a media temporada.

Los detenidos son cada vez más jóvenes. El grupo de edad en el que se concentran más violentos es entre 18 y 25 años, y llama la atención que de un año a otro se haya duplicado el número de menores de edad protagonistas de actos violentos y que han sido propuestos para sanción. El número de ultras que acuden a los partidos de casa se mantiene en niveles muy parejos, al contrario que en los desplazamientos.

También en los desplazamientos de Segunda saltó la alarma. De un año a otro se ha pasado de 5.080 a 9.164, un ascenso del 80%.

En la última memoria policial se ha añadido un nuevo apartado como escenario deportivo: ‘Espacios de visualización pública en acontecimientos de gran escala’, las denominadas Fan Zone. Su estreno ha sido con ruido, pues tras fútbol y baloncesto han tenido el mayor número de sanciones (10), todas ellas durante la final de la Champions, que fue ofrecida en el Bernabéu y el Calderón.

Los clubes también tienen sus cifras. Las sanciones propuestas a los clubes hacen un total de 529.572 euros. Eso sí, mucho menor que las de aficionados: 4.148.700 euros.

El altercado más común, un año más, es el por todos sabido: la participación en peleas