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Final de Copa | Barcelona - Real Madrid

La fiesta del fútbol de mañana logra imponerse a las dudas

Valencia, preparada para acoger una apasionante final de Copa. Ambas aficiones dejarán 8 millones de euros en la ciudad. Florentino y Bartomeu animaron a sus jugadores.

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La fiesta del fútbol de mañana logra imponerse a las dudas

La Copa es una competición que da pereza en invierno y que entusiasma en primavera, aunque ambos equipos lleguen repletos de heridos y con dudas. Maltratada por los horarios, por las eliminatorias desiguales a doble partido que favorecen a los grandes y con una normativa que impide que los equipos de Primera División fogueen a los jóvenes de sus canteras en los primeros duelos, puede ser un torneo que dé pereza a las aficiones. Así lo demuestran las pobres entradas que se dan en los estadios de Primera en los compases iniciales de la competición. Pero todos esos inconvenientes se quedan en agua de borrajas cuando llega la gran final. El encuentro que todos los que han vivido denominan “el partido más bonito del año”. Campo neutral, estadio lleno, emoción y una Copa esperando al vencedor.

Valencia, la sede de la final, está ya preparada para acoger el partidazo que enfrentará a los grandes del fútbol español, que de un tiempo a esta parte han llevado su duelo a todos los campos posibles. No hace mucho, ambos equipos miraban la Copa con desdén. Ahora han hecho de la competición más antigua de nuestro fútbol un nuevo campo de batalla que se resume en la final de mañana.

Valencia no sólo está preparada, está encantada de acoger esta final. Según la Federación de hosteleros de la ciudad, el beneficio que dejará el evento deportivo asciende a cinco millones de euros. Según las cuentas del Ayuntamiento, asciende a ocho porque hay que sumarle los intangibles de transporte público, compras y la publicidad que se hace de la sede. Medio mundo tendrá mañana los ojos puestos en Mestalla. Desde Buenos Aires a Doha.

Por tanto, no es de extrañar que los comerciantes valencianos reciban como agua de mayo en los tiempos que corren este partido. La única sombra que vislumbran son las Fan Zone (las carpas) que se instalan en partes opuestas de la ciudad para que las aficiones de uno y otro equipo puedan pasar las horas previas al partido entre los suyos. Se evitan líos, pero a cambio se pierde negocio en los bares del centro.

Entre los comerciantes locales se confía más en los aficionados del Barça. Vistas experiencias anteriores, los del Madrid son más de recluirse en su carpa mientras que los catalanes son más de salir a dar una vuelta y gastar fuera de la carpa. Un hecho nada extraño si tenemos en cuenta que la carpa del Madrid es mucho más céntrica que la del Barcelona.

En cuanto al estado de opinión de los futboleros valencianos, la neutralidad es absoluta. Son ciudadanos muy acostumbrados a acoger finales (llevan tres en cinco años) y no es que sientan una especial predilección por ninguno de los dos contendientes. Valencia en este sentido es un territorio absolutamente neutral.

Más allá de los dos equipos en disputa, el tercer gran protagonista de la noche de mañana será el estadio. El viejo Mestalla volverá a vivir una nueva final mientras el esqueleto del que debía ser el nuevo campo del Valencia sigue como un mamut petrificado esperando que las grúas vuelvan a dar señales de vida.

Puede que las infraestructuras de Mestalla no sean las mejores, pero en esta ocasión, el césped estará de lujo, ahí nadie encontrará excusa. Mestalla ha cuidado con sumo mimo su terreno de juego a base de un tratamiento especial y el verde del campo del Valencia es uno de los mejores de Primera División.

Presidentes animosos. Ambos equipos tienen previsto realizar sus últimas declaraciones prepartido en sus cuarteles generales. Ambos, dormirán esta noche en Valencia después de haber recibido los ánimos de sus respectivos presidentes.

El domingo, Florentino Pérez acudió a Valdebebas para arengar a los suyos a los que pidió un “último esfuerzo” ante la parte final de la temporada.

Ayer, Josep María Bartomeu se pasó también por Sant Joan Despí antes de tomar un vuelo a Nyon, donde vio cómo el Barcelona Juvenil hacía historia al ganar la primera edición de la Youth League, la Champions Sub-19. Bartomeu esperó a pie de campo la salida de los jugadores y técnicos al lado de Zubi, a los que saludaron y animaron uno por uno.

Hay ilusión por ganar la Copa. Nadie se acuerda de los octavos con estadios vacíos ni de las dudas con las que ambos acuden al partido.