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El nuevo fichaje rojiblanco

Guilavogui, oui, oui...

Guilavogui sigue siendo un misterio para muchos aficionados rojiblancos. AS habló con su padre, compañeros y extécnicos para conocer más de cerca al centrocampista.

Actualizado a
Guilavogui posó en el césped del Calderón el día que firmó su contrato con el Atlético.
Web Atlético

Guilavogui recorrió un largo camino hasta convertirse en flamante fichaje del Atlético. Nacido en Ollioules, un pueblo al sur de Francia, empezó a jugar al fútbol a los cuatro años en el USAM Toulon. "Era más alto y potente que los otros, pero me gustaba su capacidad para jugar simple y sacar la pelota. Era muy maduro para su edad", recuerda Rafik Allaf, ojeador del Saint-Etienne en el sur de Francia que, junto a Sébastien Fontbonne, quedó impresionado con lo que vio.

Club Atlético de Madrid, SAD

Seducido por los informes, el club galo invitó a Guilavogui a una prueba en 2003. Paul, su padre, recuerda la experiencia para AS: "Fue un 17 de diciembre. Hacía mucho frío en Saint-Étienne y le había comprado ropa térmica. ¡Y resulta que antes de la prueba se la olvidó toda en el vestuario! Fue duro verle tiritando". El pequeño Josuha no pasó la prueba.

Cuatro meses después, sin embargo, el destino le favoreció. Convocado para jugar un torneo en París, se ejercitó de paso durante dos días en Saint-Etienne. El joven, esta vez, sí maravilló y, a pesar del interés de otros clubes, decidió fichar por el equipo que antes no le quiso. En su decisión fue clave la presencia del delantero Gomis con el primer equipo de les verts, que es como un hermano mayor para él.

Guilavogui hizo las maletas con 14 años. El inicio, a 400 kilómetros de los suyos, fue difícil y el joven de origen guineano apenas hablaba. Buen estudiante, logró el bachillerato de economía con un notable y fue entonces cuando ya sonreía.

Con 18 años, Guilavogui ya recordaba al ex del Arsenal Patrick Vieira. Capaz de recuperar la pelota y participar en el juego ofensivo, convencía a sus entrenadores y le pusieron de mote La Lavadora. "Le llamé así porque recibía balones sucios, difíciles de controlar y los transformaba en limpios gracias a sus pases", recuerda Abdel Bouhazama, exentrenador del Juvenil que hizo capitán a Guilavogui. "Le di el brazalate porque era un gran líder. Cuando un compañero tenía un mal partido, Josuha siempre era simpático con él", afirma Bouhazama. "Josuha es un chico con la cabeza bien amueblada. Es inteligente, trabajador y muy implicado en el día a día de su equipo", añade Erick Mombaerts, el que fue su técnico con Francia Sub-21.

El 3 de febrero de 2010, Guilavogui se estrenó como profesional frente al Villefranche-sur-Saône en Copa de Francia (2-2). Utilizado como un ocho, su evolución fue bestial: 22 partidos de Ligue 1 en 2010, 32 en 2011 y 38 en 2012. Pero no fue hasta marzo de 2013, por la lesión de un compañero, que Guilavogui empezó a jugar más atrasado y convertirse en el jugador que el Cholo buscaba.

En el Saint-Etienne nada es lo mismo, cuenta el medio Jéremy Clement: "Ya le extrañamos. Siempre bromeaba y ponía la música en el vestuario". Obseso de la moda, todo un fashion victim, Guilavogui tampoco suelta el móvil y fue multado en numerosas ocasiones por usarlo en momentos en los que no debía. Al final, todos sus conocidos coincidieron en lo mismo: "Convencerá a Simeone".