El Espanyol es un chollo, una ONG que socorre a todos sus rivales. También para Osasuna, al que le bastó que Astudillo aprovechara un error de Kameni para marcar su golito y llevarse tres puntos vitales en su lucha por huir de problemas. Jugaron más y mejor los navarros. Lució Kike Sola y la atención sin apenas fisuras de su zaga. El Espanyol sólo tuvo una clara opción: una vaselina de Tamudo que sacó bajo el larguero un defensa. Pero como Juanfran tiró al larguero y Vela cruzó demasiado una llegada ante el meta camerunés, pues eso, que Osasuna tuvo más y mejores ocasiones y su triunfo fue indiscutible.

Nueve puntos en toda la segunda vuelta han sumado los de Valverde. Lo suyo no es un bache: es un socavón digno de los de la última historia de Barcelona. Un horror. Ayer careció de fútbol y sin eso, mal asunto. Osasuna lo percibió a eso de los diez minutos. El de Ziganda es mejor equipo de lo que indica su clasificación y tiene cuajo para jugar de visitante. Puñal sabe cómo se maneja un equipo y pronto percibió que al rival le costaba Dios y ayuda dar tres pases seguidos.

Llegó el gol, la peor noticia para el Espanyol, que es un equipo con la depre y más si se ve en desventaja. Kameni, uno de sus grandes activos desde siempre, no acertó a quedarse, ni rechazar un balón blando al saque de falta de Puñal. Recordó el error del Pato Abbodanzieri frente al Bayern. Astudillo, casi bajo palos, casi en fuera de juego, hizo lo que el grandote Toni en Getafe: aprovechar que la ocasión la pintan calva. Muchos españolistas temieron que ese gol acabase siendo decisivo. Cuestión de confianza: la poca que les queda en la capacidad de reacción de su equipo (nueve puntos ganados en la segunda vuelta) y por la mucha tranquilidad que le daba al rival verse en ventaja.

La vaselina.

Y así fue. Osasuna fue convenciéndose de que con estar atento y meter un poco de miedo al rival cuando tuviera la pelota estaría muy cerca del objetivo. La de ayer fue su cuarta salida consecutiva sin perder, lo que parece indicar que su problema está en el Reyno y no fuera. Ahí perdió dos partidos tremendos, ante Betis y Recre. Fuera se maneja mejor.

Tuvieron ocasiones los rojillos para apuntillar, no lo hicieron pero tampoco pasaron por más peligros que en una mala salida de Ricardo y la pelota que bajo palos sacó un defensa. El desesperado Tamudo inventó una vaselina que en otras tardes hubiese sido ganadora, de ovación y vuelta al ruedo.

Pero no está el Espanyol ni para recibir guiños de la suerte y acabó rindiéndose a su falta de tino y ante un rival que olió el triunfo y no se equivocó. Hubiese sido imperdonable por su parte. Ganó el Cuco. Perdió Valverde.