Ysi llegasen hoy otras 500 entradas también se venderían en San Mamés. Los aficionados del Athletic ofrecieron ayer un nuevo ejemplo de fidelidad. Pese al viaje gratis y subvención de 30 euros para socios y abonados, la horquilla de precios era para bolsillos muy agradecidos. No todo el mundo puede dejarse entre 30 y 110 euros por ver un partido con tal hoja de alineaciones, sin trofeo de por medio. Pagar eso no garantiza espectáculo más allá de las gradas. Sólo sufrimiento. Por muy bien que vayan las cosas es lo que les espera en El Sardinero. Si los leones van ganando, porque temerán el empate. Si van palmando, porque la Segunda estará más cerca.

L a afición bilbaína se plantará así en Santander con el corazón en la mano. Dará igual que falte el lesionado Yeste o que Mané alinee a cuatro, cinco o seis defensas. Es el día señalado para la resurrección, el escenario donde el Athletic ha sido capaz de ganar los últimos cuatro años. Estamos, en definitiva, ante un club diferente por filosofía y principios, que ha batido récords de recaudación en casa en sus dos peores años. Muy cerca, regalan entradas a cada socio para llenar. Incluso así tienen dudas de la respuesta.