Es normal que hayan decidido abreviar y llamarle por el segundo nombre de pila. En un alarde de creatividad, sus padres decidieron bautizarlo como Henrique Hilario Meireles Alves Sampaio. Fue el 21 de octubre de 1975, el día que el chico vio la luz en Portugal. Después, con el tiempo, Hilario se convertiría en portero, incluso un buen portero. Llegó a ser titular en el Oporto antes de comenzar el declive.

El pasado junio Mourinho decidió rescatarlo del Nacional de Madeira y lo reclutó para el Chelsea. Entonces Hilario hizo de profeta acerca de sus colegas Petr Chech y Carlo Cudicini: "Son geniales guardametas, pero durante la temporada habrá minutos para todos". Ahora tiene esa ocasión, nada menos que ante el Barça. ¿Quién dijo miedo?