Vino al Atlético para ser cedido y, sin embargo...

Por suerte me quedé y estoy muy contento. Ahora toca esperar esa oportunidad para jugar en el primer equipo. Aunque sé que será complicado, esfuerzo, entrega e ilusión no me faltan.

¿Cómo supo que este club le pretendía?

Me llamaron al teléfono móvil y me dijeron que el Atlético estaba interesado en ficharme, aunque tampoco me lo creí mucho. Pensé que podía ser una broma para pillarme, o lo que fuera. Contesté la verdad, que me sentía orgulloso de que un equipo tan grande se fijara en mí, y sin más les dirigí a mi representante para que las cosas fueran por el buen camino. Y al final resultó que no, ¡no era una broma! Era cierto, un sueño para mí.

¿Qué es lo que más le atrajo del Atlético?

La afición, increíble; la ciudad, la entrega con la que se vive aquí el fútbol, espectacular. El cambio ha sido muy grande. Prensa, afición, compañeros... Todo.

Pero a usted todo esto no se le queda chico, ¿no?

Eso espero. Por eso juego y por eso estoy aquí.

Era la joya del Murcia...

No me gusta hablar de joyas. Sí, era el primer canterano que salía del Murcia en muchos años, pero sólo eso, uno más, no una joya.

¿Cómo vivió que su traspaso al Atlético pudiera frustrarse? Porque el Murcia le quería allí durante siete años más...

Tranquilo. Tanto el Atlético como mi representante me aportaron esa quietud para que me mantuviera apartado de los rumores. Fueron meses difíciles, la verdad, pero los asumí sereno por la confianza que me dio el Atlético.

¿Se ve titular aquí?

Sí, por supuesto que me veo y por eso trabajo duro día a día. Estoy totalmente convencido de que la oportunidad llegará, la temporada es muy larga. Tengo que estar fuerte física y mentalmente para cuando se presente, aunque soy consciente de que el equipo está bien y tampoco van a hacerse cambios porque sí.

¿Qué tiene usted que le falte a Velasco y viceversa?

No voy a ser yo quien descubra ahora a Velasco. Con 300 partidos en Primera ha demostrado que es un gran jugador y me pondrá las cosas difíciles, como yo trataré de ponérselas a él. ¿Diferencia? No sé, la edad tal vez. El es veterano y yo más joven. Nada más

¿En qué debe esforzarse usted?

En jugar como juego. Soy carrilero, me gusta mucho subir y bajar por la banda, físicamente estoy bien e intento trabajar duro, con disciplina. Si me he quedado es porque el míster ha visto que las cosas que hago las hago bien. Tampoco he de volverme loco y tratar de inventar o elaborar jugadas que ni domino ni habitúo a hacer.

¿Qué cosas no son habituales en usted?

No soy un jugador que te pueda hacer caños o cosas así, por ejemplo.

¿Cómo llegó a esto del fútbol?

Mi historia es extraña. Soy de un pueblo chiquito, La Copa de Bulla, en Murcia, y a los 14 años jugaba lo típico, en el parque con los amigos, pero no federado, ni entrenándome a diario. En mi pueblo no había equipo y para entrenarme debía desplazarme. Me gustaba el fútbol, pero estaba un poco perdido. El paso lo di porque los entrenadores del Bullense me dijeron que ellos me llevarían y traerían. Me federé, empecé a jugar y poco a poco fui sumando ilusiones. A los 17, en mi último año como Juvenil División de Honor, me cogió el Murcia, hice un buen año, debuté en Segunda cuando el equipo subió a Primera y, después, lo demás ha venido solo.

¿Hay algún consejo del que no se olvida cuando salta al césped?

No es uno, son tres: Haz lo que tengas que hacer, juega como sabes y vete con la verdad, siempre, por delante. En el fútbol lo que hoy es blanco, mañana se puede tornar negro. Todo puede dar un vuelco y has de estar preparado para afrontar lo malo que pueda venirte.

¿Cómo una lesión?

O como el estar jugando y de pronto dejar de hacerlo. Para todo debes estar preparado, ser fuerte y decirte: 'Vale, pasa esto, pues voy a poner aún más ganas para superarlo y que todo vuelva a ser como antes'.

Ganas, trabajo... Lo repite mucho, ¿por qué?

Porque en ilusión no me gana nadie. Ésta me motiva para entregarme más duro cada día.

Joaquín Peiró, David Vidal o John Benjamín Toshack, entrenadores suyos, destacan su madurez...

Quizá porque es su manera de valorar mi trabajo. Todos mis entrenadores me han ayudado, han confiado en mí, me han corregido aquí y allá, pero nadie me ha regalado nada. Todo lo que he conseguido ha sido con eso, ganas y esfuerzo, esfuerzo y ganas.

¿Quién es su ídolo futbolístico?

Son dos: Raúl y Fernando Torres. De Raúl admiro sus ganas y empuje, trato de imitarle en eso. Es el jugador nacional más valorado con Fernando Torres, cuya progresión es increíble. Todos los futbolistas jóvenes debemos mirarnos en ellos, tratar de seguir su estela.

¿Nota evolución en su juego desde que ha arribado en el Atlético?

Sí y la gente que viene a verme también lo nota. Me dicen que he evolucionado mucho y eso me llena de empuje para aplicarme aún más.

¿Llegarán este año a Europa?

El equipo está bien y ojalá se cumpla el deseo de todos, de club, afición y jugadores, y entremos en Europa, pero eso no se sabrá hasta final de temporada. Ahora debemos estar tranquilos, ir paso a paso. Eso de marcar metas no vale en el fútbol porque luego, si fracasas, la caída es más grande, duele más.

Y la Copa?

Lo mismo. Paso a paso. Tranquilos. Todos tenemos puestas muchas ilusiones en ella.

¿Qué es lo que más valora de Carlos Bianchi?

La afinidad con la que trabaja y lo que te corrige. Es un genio del saber estar en el campo. Ya lo dicen todos sus títulos y campeonatos. Todo implica un plus que él trata de reflejar en ti y tú intentas devolverle en el campo.

¿Y de sus compañeros?

Me quedo con cómo me han acogido. Todos me han apoyado, me tratan muy bien y me han ayudado mucho para que me haya integrado pronto al vestuario.

¿Hay algo que defina a Juan Valera?

Soy muy maniático. Si un día me como un plátano antes de un partido y ese partido me sale mal, al siguiente me como otra cosa. Si algo me sale bien, trato de repetir, recordar minucioso, todo lo que hice en el anterior para que todo vuelva a salir bien.

¿Hay algún partido que recuerde con cariño?

Quizá cuando debuté en la Condomina, en Primera, con el Murcia, el equipo de mi ciudad, donde me crié, el que me dio la oportunidad de dar este paso tan importante. Aunque tal vez empañó ese día el que no ganáramos. Yo salí en el minuto 45 y nos hicieron el empate. Por lo que el poso que se me quedó, al final, no fue bueno porque no es el esperado. Cuando debutas siempre quieres que, ese día, justo ese, tu equipo se lleve los tres puntos.

O quizá es que el más importante está por llegar...

Ojalá, ojalá.