Juanma Trueba

La FIFA le hace un favor al Real Madrid

No entro en el fundamento de la sanción. Tanta sospecha me causa la FIFA como los deslices de los presuntos infractores. Lo que aquí defiendo es lo saludable que resultaría para un club como el Real Madrid no fichar durante el próximo verano y el siguiente invierno. De lo que aquí hablaré es de sensatez forzosa y estabilidad impuesta. ¿Qué necesidad tiene de refuerzos un equipo con dificultades para encontrar minutos a jugadores como Isco, James, Jesé, Casemiro o Lucas Vázquez? ¿Qué terrible riesgo afrontaría el Real Madrid si no pudiera fichar en las dos próximas ventanas? Calculo que ninguno.

Seamos claros: la prohibición de contratar futbolistas durante un año afectaría más al departamento de márketing y despachos adyacentes que a la parcela deportiva. El presidente, más necesitado de apoyos que nunca, no podría renovar la confianza de los aficionados con una cara nueva, tal y como tiene por costumbre. No habría presentaciones suntuosas, ni discursos pomposos. Los directivos figurantes se quedarían sin foto, los agentes sin comisión y los medios de comunicación sin especulaciones veraniegas. Nada más.

Los jugadores se marcharían de vacaciones sin preocuparse por su futuro y Zidane podría planificar la temporada que viene sin inquietudes. De no existir accidentes, estaríamos ante una maravillosa novedad: paz, paciencia, confianza.

Pero imaginemos los accidentes. Supongamos que el proceso judicial contra Benzema se complica y el Real Madrid no puede disponer de su delantero titular. En ese caso, el sistema respiraría al pasar del 4-3-3 al 4-4-2, beneficiando también a la amplia nómina de mediapuntas. Imaginemos que el equipo se ve sacudido por una plaga de lesiones. Tampoco sería un problema irresoluble: ya ocurrió a principio del presente curso y la plantilla demostró la eficacia del fondo de armario.

Insisto, no entro en el fundamento de la sanción. Sólo me pregunto para qué quiere el Real Madrid a Pogba, Hazard o Lewandowski (excelentísimos jugadores, nadie lo pone en duda). Hay algo infantil en ese permanente deseo de fichar estrellas (de renovarlas), algo de rico caprichoso que sólo se conforma con el último Ferrari. La experiencia nos dice que coleccionar cracks no es hacer un equipo, y sólo con un equipo se pueden ganar títulos.

Propongo que ese gasto  anual reservado a los fichajes se dedique este año a mejorar Valdebebas como casa del socio o a abaratar los abonos; en definitiva, a mejorar la vida de los madridistas. Propongo indignarse con la FIFA si es lo que apetece, clamar justicia mirando a Suiza y mostrar las manos blancas en multitudinaria manifestación frente al Bernabéu. Pero también propongo sonreír puertas adentro.