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SEGUNDA

El Almería acaba con su maleficio en La Romareda

Quinta derrota en casa del equipo aragonés, varado en tierra de nadie y que no puede con el balón parado.

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El Almería acaba con su maleficio en La Romareda

El Almería acabó con su histórico maleficio en La Romareda y se llevó una victoria que le eleva hasta la octava posición en la tabla y dispara sus aspiraciones de alcanzar la promoción. Todo lo contrario que un Zaragoza varado en tierra de nadie, prudentemente alejado del peligro del descenso, y que tiene en el balón parado un auténtico tormento. Una falta lateral y un córner propiciaron su quinta derrota en casa, una hoja de servicios lamentable que está configurando otra temporada para olvidar.

El Zaragoza salió dispuesto a enmendar su derrota en Pamplona y a dar satisfacción a su numerosa parroquia, pero se encontró un Almería serio y disciplinado, que jugó apretado en muy pocos metros, reduciendo los espacios de maniobra. Y así, el equipo aragonés insistió mucho, pero remató muy poco. Soro, cada vez más protagonista, tuvo siempre las luces encendidas, pero a los ataques del Zaragoza les volvió a faltar instinto asesino y puntería. Apenas dos disparos entre los tres palos en la primera mitad: el primero, en un derechazo de Soro desde la frontal del área que atajó René, y el segundo, en una acción de Alvaro Vázquez que también salvó el portero visitante.

Toda la primera parte fue una ofensiva continuada del Real Zaragoza, pero podría decirse que las mejores ocasiones fueron para el Almería, en dos resoluciones de contragolpes de Álvaro Giménez y de Juan Carlos Real que tuvo que conjurar Cristian Álvarez. Y es que el Almería se desplegó con velocidad y peligro cuando logró forzar un error al Zaragoza.

Desde el inicio de la segunda mitad, el equipo de Víctor le quiso meter una marcha más al partido, pero se encontró con un rival respondón que avisó primero con un taconazo en fuera de juego de Corpas que obligó a Cristian Álvarez a hacer la parada de la noche, y que golpeó después al cabecear Álvaro Giménez en el segundo palo una falta que sacó Juan Carlos Real y que se envenenó en la cabeza de Javi Ros.

Así que una vez más se repitió la historia de esta temporada en La Romareda y el Zaragoza se vio obligado a jugar a remolque desde el minuto 59, con el reloj corriéndole a toda velocidad y con el árbitro, hay que decirlo claro, perdonándole la tarjeta roja directa a Iván Martos por una entrada terrible a Benito.

Ya a la desesperada, Víctor movió el banquillo con un doble cambio en busca de la reacción. Se fueron a la caseta Linares, muy desconectado del fútbol colectivo, y Pombo, que no logra rehabilitarse en su juego, y entraron Marc Gual y Aguirre, pasando el Zaragoza a ordenarse en 4-4-2. Y el empate no tardó en llegar, tras una combinación entre Soro ––siempre él–– y Javi Ros que resolvió Álvaro Vázquez en la boca de gol.

El 1-1 metió al partido en el callejón de la emoción, con los dos equipos buscando el golpe de gracia definitivo. Pero fue otra vez el Almería el que sacó partido del balón parado. A siete minutos del final, el argentino Salvejich se anticipó a Verdasca y cabeceó picado un córner sacado por Rocha.

Y para hacerlo todo más duro para La Romareda Soro acabó expulsado en el descuento por un leve manotazo a Rocha cuando éste le estaba agarrando. Fue el peor colofón a otra noche triste para el zaragocismo. Otra más.

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