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Atlético ATM
2
Godín 45',Giménez 45'
Finalizado

ATLÉTICO 2- JUVENTUS 0

Épica noche en el Metropolitano

Inmenso partido del Atleti, con una gran segunda parte. Marcaron Giménez y Godín. Intervino el VAR: no hubo penalti a Diego Costa y el gol de Morata fue en falta previa.

MadridActualizado a
Épica noche en el Metropolitano

No hay entrenador como el hombre de negro capaz de hacer eso: de convertir la emoción en fútbol. Nada hace más favorito a su Atleti que no serlo. Antes de que el Ale, ale, ale, Atleeeti retumbara en la grada como tambores de guerra ya le había dado un golpe a la Juve. La Fiera titular, Costa, por sorpresa. Que en el Metropolitano se encontraban dos equipos con todas sus finales perdidas de Champions sobre la hierba como heridas abiertas, pero sólo se vio a uno, al rojiblanco. Fue un homenaje al Calderón, al escudo, a la grada, en una de esas noches que explican el ser del Atleti. Por esto, precisamente por esto.

Que los pintaron fieros. A Cristiano, Pjanic, Mandzukic y Dybala, pero sólo eran hombres. Como ellos, los rojiblancos, que salieron al partido golpeando la hierba como si no fueran once, sino un ejército. Intensos, eléctricos, con presión altísima. De su Juve, avasallada, durante muchos minutos, a Allegri sólo le llegaría una noticia: un libre directo que Cristiano zapateó fortísimo, desde treinta metros, y Oblak sacó con la punta de los guantes. Pjanic estaba cegado, Bentancur sobrepasado, Dybala directamente como si no estuviera.

El Atleti, mientras, apretaba los dientes lanzándose hacia el área de Szczesny. Que Koke estaba de vuelta y su linterna se notaba en el juego, que Costa era la pelea por cada balón directo, que Godín era el Faraón de los viejos tiempos. Pero el dominio del Atleti no encontraba remate. Ahí seguía solo Griezmann. El mayor peligro de la primera parte salió de su zurda: cayó Costa en el área, derribado por De Sciglio, el árbitro pitó penalti pero el VAR, que se estrenaba en estos octavos de Champions, corrigió. La falta había sido fuera. Szczesny detuvo el tiro que Griezmann trató de colarle pegado al palo.

El descanso llegó con Simeone torciendo el gesto, que esta guerra por los cuartos la formaban dos batallas y acaba de perder otro hombre para la de Turín: Thomas, por amarilla, como antes Costa por moverse en la barrera del libre directo de Cristiano, ambos apercibidos. Pero si alguien pensó que el reposo le bajaría las pulsaciones a los rojiblancos, que al final de la primera parte se vio a un Atleti cansado, quizá acusando tanto desgaste de inicio, nada más lejos: Simeone lo aprovechó para afilarle a sus jugadores las botas.

Nada más regresar el partido, Griezmann le enviaba un balón al espacio a Costa, desde 40 metros, para dejarle solo ante Szczesny. Pero aquí el de Lagarto sí acusó la falta de forma, de ritmo, de chispa, y remató fuera. El siguiente aviso del Atleti fue de Grizi, un balón al larguero que cimbreó los cimientos. A la hora, pactado estaba, le pasaría la carroza a Costa para que entrara Morata y Simeone le diera su segundo golpe al partido, el definitivo. Si en la primera parte el Atleti avasalló a la Juve, en esta segunda se la comió. Con mucha épica.

Porque el fútbol es emoción, lo imprevisible, eso que escapa a los pronósticos, en los tiempos de la tiranía del big data y, aquí, Simeone, el Atleti y el a morir los míos mueren de sus hombres. Acababa de salir Correa, tercer cambio del Cholo, minuto 67', cuando Morata cabeceó un balón de Filipe para marcarle a la Juve, su ex, e instalar el delirio. Pero el VAR se lo quitó, otra vez, también en Champions. Por falta previa en el salto a Chiellini. El árbitro decidió tras verlo en su pantalla.

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No lo acusó el Atleti. Sólo le sirvió para lanzar más fuertes sus golpes y dejar a la Juve noqueada, en la noche más negra de este proyecto con Cristiano. Y el Atleti con el jabón en la bota para darle el baño. Fue en un córner. Cabeceó Morata. Y el balón quedó muerto tras pegar en Mandzukic: una pierna se lanzó a golpearlo con el alma, latiendo sangre charrúa. El balón no había rebasado la línea y el Metropolitano ya cantaba gooool. Del Comandante Giménez. Goool, goool, goool. Al marcador, sin VAR, justicia al partido, con el Atleti en la primera gran noche que siempre se le recordará a este Metropolitano.

Pero quedaría aún otro, también charrúa, también homenaje, al escudo, su historia: Godín remachó un balón muerto sin ángulo, con roce de Cristiano. Goool, goool, goool, otra vez. La apoteosis de un estadio que perdía la voz a la vez soñando alto. "Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, es la verdad", que decía Sherlock Holmes. Y la verdad es que el Atleti camina a Turín con esta eliminatoria casi en el bolsillo. La afonía durará días.