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LEGANÉS - REAL MADRID

Dani Carvajal, un jabato del campo de Los Frailes

El barrio de Las Vírgenes, de Leganés, presume de sus inicios. El Lemans, su primer club, se llevó 3.000 euros por derechos de formación.
Real Madrid - Real Sociedad

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Dani Carvajal, un jabato del campo de Los Frailes
ASTV

Érase una vez un crío pequeño. Muy menudo. Rubio platino, casi oxigineado. Parecía una réplica de Schuster de no ser porque por sus venas jamás corrió sangre de otro color que no fuera blanca. Madridista. En el barrio de Las Vírgenes de Leganés lo conocían como Dani. Como mucho, Dani el de Lola y Mariano. En la calle Faisán, el mismo lugar donde aún se mantiene la casa donde dio sus primeros pasos, recuerdan a ese crío con perfección. Han pasado 20 años, pero es imposible olvidarlo. Siempre pegado al balón. Y siempre llorando si las cosas no le salían bien. Era un perfeccionista.

Josefina, la conserje de su colegio, el Lope de Vega, lidió con sus berrinches. También Paco, de Educación Física o Jesús, el secretario. Los únicos que quedan ya de su época, todos con la imagen del rubiajo grabada a fuego, ése al que apenas reconocen cuando le llaman para que vuelva a las aulas y recuerde a los niños de que sacar buenas notas es clave. Él las sacaba. Y eso que su obsesión era el fútbol. Cada mañana llegaba media hora antes para echar un partidillo. Así era Dani.

Pero hoy Dani ya no es Dani. Es Carvajal. Juega en el Madrid, ha ganado dos Champions y mañana regresará a su ciudad para disputar un partido de Primera contra el equipo de sus vecinos, el Leganés. Un sueño inimaginable cuando, con siete añitos, en 1999, le apuntaron al Lemans, el club del barrio. José Antonio García y Felipe Nogales, presidente y vicepresidente, lo recuerdan. “Jugaba con rodilleras de portero”, dice el primero al abrir la puerta de su sede, en un modesto local a 500 metros de Butarque. “¡No sabes cómo entraba! Era un jabato”, dice el segundo. Su fichaje fue casualidad. “Le pillaba cerca”, aclara José Antonio. Bendita cercanía.

En tres temporadas y media Carvajal formó parte de una gran hornada que sólo perdió un partido. “Ese día se cabreó y cuando nos marcaron un gol, se fue. Su padre le obligó a ver el encuentro”, desvela Manuel Navascués, su entrenador. “Le dio una lección. Torear con Dani era complicado hasta en los entrenos. Si no le salía algo, acababa a puñetazos contra el suelo, enrabietado”. Su entorno supo manejar su perfeccionismo impulsivo y clavarle los pies al suelo, los mismos que echaban chispas a toda velocidad cuando había que cerrar en defensa. “Era rapidísimo. Jugábamos fútbol-7 y defendíamos sólo con él. Llegaba a todo”, añade. “Quería ser delantero, pero le convencí para ser defensa. Tenía un don y con constancia ha triunfado”, analiza. Esas virtudes no pasaron desapercibidas para el Madrid. Sánchez del Hierro, mano derecha de Paco de Gracia, lo fichó del Lemans junto a sus compañeros Dani Ramírez y Alberto Correa. “Me los encontré en la antigua Ciudad Deportiva el primer día de pruebas”, cuenta Alberto Barroso, fichado del Eurodroguer, también de Leganés, para convertirse en compañero de Carvajal. La vida les regaló una amistad que aún perdura. Durante cuatro años compartieron habitación y rutas a los entrenos.

En una de aquellas concentraciones Carvajal demostró su competitividad. “Reunimos al equipo por la mañana para jugar a la Play en nuestra habitación. Dani y yo perdimos. Se mosqueó y nos echó ¡Incluso a mí, que dormía con él!”, se carcajea. Hoy aún mantienen contacto e incluso se escapan para cenar a Parquesur o a tomar alguna copa en el barrio de El Carrascal. “Dani no ha cambiado”, insiste.

Tanto que cuando en 2014 refichó por el Madrid, Carvajal lo festejó echándose algunas risas en una de las plazoletas de la zona y jugando un partidillo con los bancos como porterías. Aquella operación reportó unos 3.000 euros en conceptos de formación al Lemans. “Compramos balones nuevos y equipaciones”, cuenta José Antonio, el presidente. “Siempre que le pedimos que vuelva a algún acto, nos acompaña. Nunca dice no”. Mañana retornará, pero esta vez será enemigo de su gente frente a un Lega contra el que luchará para ganar sí o sí. No conoce otra forma de ser. Como cuando sólo era Dani, el de Lola y Mariano, allí en la calle Faisán.

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