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Ojo: no se licuó la sangre de San Gennaro en diciembre

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San Gennaro (Jenaro en castellano) es el amadísimo patrono de Nápoles. Más que un santo, es un amigo del pueblo: en los momentos más duros, los napolitanos siempre buscan la ayuda de ‘faccia gialla’ (“cara amarilla”, apodo cariñoso que se le puso por la estatua de bronce que se lleva en procesión). Condenado a muerte durante las persecuciones a los cristianos en el año 305, su historia está ligada también a la de su inmenso tesoro, formado durante siete siglos de donaciones de papas, reyes y aristócratas de todo el mundo, expuesto en un museo de la ciudad sureña.

Lo que hace única la relación entre el Santo y la ciudad es la exposición de las ampollas que contienen su supuesta sangre en la catedral de Nápoles, tres veces al año: el primer domingo de mayo, el 19 de septiembre y el 16 de diciembre. Durante la exposición se puede asistir al fenómeno de la licuación de la sangre, considerado un “prodigio” por la Iglesia y milagro por el pueblo napolitano. En diciembre se espera el “milagro laico” desde 1631, año en que los napolitanos pidieron y recibieron la intervención de su Santo para evitar una violenta erupción del Vesuvio. El destino ha querido que, en este diciembre pasado, no hubiera milagro.

Para los partenopei no es buena señal: su ausencia a menudo coincidió con acontecimientos dramáticos. En 1939, por ejemplo, con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y en 1980 con el terremoto que afectó la Campania. De momento, al equipo no parece haberle afectado: el Nápoles de Sarri llega al Bernabéu lanzadísimo. Igual, por una vez, podrían ser los madridistas los que se aferren a una ayuda de “faccia gialla”...