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CAFÉ, COPA Y FÚTBOL | NACHO MASTRETTA

“El fútbol es un lugar donde lo imposible se puede hacer”

Más que músico Nacho Mastretta es una declaración de principios. Defiende su música y su orquesta por encima de la moda y de la industria.

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“El fútbol es un lugar donde lo imposible se puede hacer”

Un periodista de El País definió sus conciertos como un chute de jolgorio vital con dosis concentradas de alegría de vivir. ¿Eso cómo se hace?

Somos muy apasionados. Ganarte la vida como yo, tocando el clarinete sin estar en una orquesta clásica o dedicarte a la docencia, es un milagro. Soy una de las personas más afortunadas del mundo, así nos sentimos, y por eso, cada vez que nos reunimos a tocar y encima la gente nos viene a ver, pues sí, es un jolgorio.

Y eso se contagia.

Claro. La música popular que es la que hacemos nosotros, ya está en el subconsciente colectivo, es decir, que no hace falta que te prepares para escucharla ni que conozcas las canciones. Simplemente te dejas llevar porque te conecta con algo atávico que ya tienes. Y cuando te quieres dar cuenta tienes una sonrisa en la cara y ya estás bailando.

Su banda es un noneto, de nueve personas, casi un equipo de fútbol. ¿Eso cómo se dirige?

Lo que tratamos es que sea un espacio de libertad y que los músicos que llegan con todo su bagaje acaben poniéndose de acuerdo entre ellos. Yo hago un poco de pegamento. Compongo las canciones que tocamos en el grupo y cada cual las interpreta dentro de su estilo y de su manera. Como concurren tantos músicos de edades diferentes y de nacionalidades distintas, todo ello hace que la música suene a cosas que no están previstas, y si luego añades unas dosis de improvisación, todo ello contribuye a la sorpresa y la emoción de unos conciertos que te llevan siempre a lugares inesperados.

Una banda tan extensa en tiempos de crisis casi parece una extravagancia.

Hay que evitar como sea que el dinero decida lo que hacemos con el arte. El arte por bandera, siempre al principio de todo. La verdad es que nos ha ido bien. Desde la orquesta fomentamos que cada uno haga su propio proyecto, que haya proyectos independientes con el objetivo final de que todos vivamos de la música.

Nace en Barcelona, se cría en Santander y pasa media vida en Madrid. ¿Con qué equipo simpatiza entonces?

Sobre todo he sido del Racing. De pequeño veía jugar mucho al equipo y los chavales jugábamos mucho junto al Sardinero, donde había grandes espacios verdes. Mi hermana jugaba con nosotros. He jugado al fútbol siempre, desde pequeñito. Luego en Madrid lo hice en las categorías inferiores de equipos de la Arganzuela.

¿Qué música le pondría a un partido de fútbol?

Una música excitante. Hay muchos momentos entretenidos, con emoción y con goles, pero también hay momentos bastantes tediosos. Entonces yo le pondría siempre una música alegre que inflamara el espíritu del hincha e invitara al jugador a darlo todo. Ahora todo va muy rápido. Le diré que yo he visto jugar a Del Bosque y entonces llevaba un swing más tranquilo. La música del fútbol actual es discotequera, vertiginosa.

¿Le interesan futbolistas como Cristiano Ronaldo?

Me parece buenísimo, espectacular. Messi también me parece increíble, de dibujos animados. Son futbolistas que te hacen preguntarte, ¿cómo hacen esto? Me acuerdo de ver al Racing y pienso en lo mucho que ha cambiado el fútbol. Ahora es mucho más técnico, más preciso y físicamente están mucho más preparados.

¿Qué sensaciones le produce el fútbol de hoy?

El fútbol siempre te sorprende. Es un lugar donde lo imposible se puede hacer. Cosas que piensas, no puede ser que pase esto, pues sí pasa. Lo pueden hacer. Hay veces que realmente no lo puedes creer, parece cine de animación con efectos especiales.

¿Recuerda los sonidos del fútbol de cuando era chaval?

Sí, recuerdo el sonido del Carrusel Deportivo de muy pequeño y era señal de que se acababa el fin de semana y al día siguiente a clase. Y era bastante deprimente. Era como un sonido que te ponía en preaviso de que otra vez empezaba la semana. Yo todavía oigo el carrusel ahora y me da un poco de angustia. No me consuela sino que me inquieta.

¿Es importante el deporte para un músico?

Los músicos, el mayor problema que tenemos es con la espalda y sufrimos contracturas. Tenemos que acostumbrarnos a calentar, a estirar bien antes de los conciertos y respirar. El clarinete es muy físico. Lo aguantas con el dedo pulgar y aunque parece que no pesa, al final de un concierto te duele todo el brazo, el hombro y el cuello. Antes de tocar tienes que hacer tus ejercicios de cuello, de brazos. Para un músico el cuerpo es importantísimo y el deporte imprescindible. Lo que sea.

¿Qué deporte practica?

Soy monociclista, voy en monociclo por el Retiro desde hace muchos años. Es el deporte que practico y lo recomiendo a todo el mundo. Ahora está de moda. Cuando llegué a Madrid vi uno en una tienda de cosas de circo y dije, esta es la mía. Aprendí a montar, que no es complicado, y desde entonces.

¿Cuál es la técnica?

Pedalear y mantenerte sin caerte. Giras con el cuerpo. Es bueno para todo. Hay que hacer deporte porque sino te deprimes mucho. Cuando no haces deporte pierdes alegría.

El clarinete no es el instrumento más popular.

Es un instrumento relativamente moderno, se empezó a utilizar a finales del XVIII. Tiene sus particularidades, por ejemplo le faltan armónicos y tiene un sonido sensual. Aquello, lo del sonido sensual y su forma fálica provoco que la Iglesia no lo viera con buenos ojos y durante mucho tiempo era un instrumento inventado pero medio prohibido. El ochenta por ciento de la gente no ha visto nunca tocar el clarinete. Lo han oído pero no saben identificar el instrumento. Seguramente lo popularizó algo más Woody Allen. Era muy constante y se iba a tocar una vez por semana con los colegas a un garito. Yo no estudié, soy autodidacta.

Es usted autónomo de las compañías de discos.

Pagas un peaje por estar fuera del sistema pero a mí me merece la pena. El mundo de las compañías de discos es horroroso; yo prefiero no estar. Trabajas menos, claro, pero lo tienes que asumir. El mundo de la música es jodido pero yo, con estar, soy feliz. No me quejo porque a pesar de todo seguimos tocando bastante. Aunque la industria impone su ley y encima si haces una música que no está de moda, que no se radia ni está difundida, pues es más complicado. Al no llevar cantante no te ponen en las radios.

También se gana la vida con bandas sonoras de películas.

Todos los años hago al menos un par. Suele ser cine independiente, pero lo hago porque me gusta publicar obra.

Trabajó para Oliver Stone.

Él es muy aficionado a la música y me escribió por mails. Estaban grabando entonces la película ‘Alejandro Magno’ en Marruecos, pero el director tenía pensado rodar un documental sobre Fidel Castro y entonces me contactaron y me hicieron un contrato. Muy moderno todo. Por internet es práctico pero muy frío. No es como debe ser según mi punto de vista. Necesito estar en contacto permanente con el director.

¿Cuál es el proceso para componer una banda sonora?

Tienes que ver la película muchas veces. El guión, el trabajo de los actores, el movimiento de la cámara, todo eso son claves que te permiten interpretar la música. Si quieres que se eleve el ambiente quitas los graves, quitas el contrabajo, los chelos y dejas sólo los violines. Así logras que la música vaya hacia arriba. Hay una serie de lugares comunes ya habituales que nos vienen de la tradición y nos permite inspirarnos. Si hay una secuencia rápida subes el ritmo, si es lenta evitas la percusión y te vas a la cuerda y a notas más largas, es decir se trata de ir acompañando lo que sucede. Lo bueno en el cine es que no tienes que buscar la inspiración de fuera sino que ya la tienes en la imagen. Como compositor para películas estoy en proceso de aprendizaje. Habré hecho quince películas.

¿Se identifica más con el rock sinfónico o los Ramones?

Me sentiría más cerca de los Ramones. Porque la época que pasé en Madrid trabajando en la sala El Sol me congració mucho con el punk. En los noventa venían muchas bandas y acabé entendiendo bien esa música, ese alarido juvenil. De alguna forma es una canción protesta, una rebeldía y sin duda me identifico más con lo inconformista.

Apoyó con ‘cuplés’ a Manuela Carmena. ¿El artista se tiene que implicar en política?

En determinados momentos, como ocurre ahora en Estados Unidos con la llegada de Trump. Pero tampoco el artista debe estar demasiado en contacto con la realidad porque eso te ensombrece mucho. Tenemos que mantener la inspiración. Dedicarte a una cosa tan prosaica como la política te baja muchos enteros. Estamos en una lucha distinta. La nuestra es por la sensibilidad, porque se siga buscando valores que te eleven. Damos una oportunidad de entrar en el baile, la risa y la emoción de una canción. Hay que ser feliz el tiempo que estés aquí. Yo salí vivo de un accidente aéreo.

¡Qué dice!

Fue hace años, en EE UU. Tras despegar, uno de los motores explosionó y se incendió de forma muy aparatosa. Durante algunos minutos caímos en picado. Fue terrorífico. Había gente que rezaba y todos gritaban.

¿Usted como reaccionó?

Pues había junto a mí una mujer llorando. La cogí de las manos y la dije todo lo serenamente que pude: “Estos pilotos están preparados para cualquier eventualidad, no se preocupe”. Funcionó, ella se tranquilizó y yo, aunque me lo había inventado, también. El caso es que aterrizamos. Nunca sabes de donde te sale la inspiración.

¿Y cómo aterrizaron?

Fue una cosa asombrosa. El piloto tomó tierra casi vertical e hizo que el avión hiciera una especie de ele, como si derrapase. Y se frenó en seco. Se abrieron las puertas con las colchonetas y nos dijeron que saltáramos sin equipaje. Yo salí el último y por supuesto que cogí mi clarinete.