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BALÓN DE ORO

Cristiano no es Poulidor... pero Leo Messi sí es Anquetil

Cristiano puede ganar hoy su cuarto Balón de Oro. A pesar de ser comtemporáneo de Messi, al que el autor considera el mejor jugador.

Actualizado a
Messi y Cristiano en el último Clásico.
Rodolfo MolinaDIARIO AS

Cristiano gana el Balón de Oro 2016

Ahora que Messi ya no es Maradona todos los días y que la postal de Cristiano parece que se va cuarteando, nos acercamos al Balón de Oro con una vaga sensación de fin de raza, del fin de una era que ha elevado nuestra Liga sobre todas las demás. Los imperios siguen siempre el sentido del sol. Nacen por el levante, alcanzan su cénit al mediodía y anuncian al poniente su ocaso. Si hacemos un repaso a lo largo de los siglos, observaremos que todos ellos se han sucedido unos a otros persiguiendo ese recorrido que traza el sol sobre la tierra, de este a oeste: Persia, Grecia, Roma, España, Inglaterra, Estados Unidos… China aguarda ahora impaciente su mediodía. Es el astro rey como metáfora. No por casualidad la expresión que recordamos de los tiempos de Felipe II decía que ´en nuestros dominios no se ponía el sol`. Cuando anochecía en España amanecía en las playas de Cuba, cuando oscurecía en las islas Carolinas rompía el alba en Filipinas.

LaLiga española ha dominado de una forma casi tiránica el escenario mundial de esta última década en la que Barça y Madrid han conquistado seis de las últimas 10 Copas de Europa (4 a 2 para los azulgrana). Cada uno nos deslumbra con su propio Rey Sol. La discusión es cuál de ellos brilla más.

Messi, libra por libra, es superior. Lo hemos visto adaptarse a todas las posiciones. Ha sido el mejor delantero, el mejor media punta, un jugador de fuera a dentro imparable y un medio centro que decide desde cualquier posición de la cancha. Es como ir a la guerra, tener a tu alcance el botón de la bomba atómica y que la ONU te deje usarlo. Su efecto es devastador. En este sentido se puede decir que Messi ha sido el mejor jugador de todos los tiempos. Su definición más ajustada la dio Arsene Wenger tras sufrir su onda expansiva en una semifinal de la Champions en la que una vez más el argentino se llevó el balón a casa. ‘Es como si lo manejaras con el mando de la Play Station desde el sofá de tu casa’.

Pero Cristiano atesora un mérito que le sitúa también en el firmamento de los cuerpos celestes. Ninguno de los cuatro grandes fueron coetáneos entre sí. Di Stefano, Pelé, Cruyff y Maradona reinaron siempre en solitario, en épocas distintas. Esta ha sido quizás la única era en la que han coincidido dos monarcas para disputarse el mismo cetro futbolístico. Y Cristiano ha conseguido imponerse en algunas de las justas a las que Messi le ha citado. Sus prestaciones competitivas son brutales. En la última Copa de Europa fue él sólo el que levantó con tres goles una eliminatoria que parecía perdida ante el Wolfsburgo. Y esa es una característica que le ha definido a lo largo de su carrera. Su repertorio no es tan variado, ni tan vistoso, ni tan coral como el de Messi (juega y hace jugar), pero todos quisiéramos tenerlo en nuestro equipo. Enfrente produce el mismo temor cada vez que arranca a galopar por la pradera.

Una vez le dije a Relaño que el mejor elogio que se podía decir de Cristiano es que no fue Poulidor. El ciclismo también tuvo sus cuatro grandes y también en épocas distintas; Anquetil, Merckx, Hinault e Indurain. Para los que de esto saben, el mejor de todos fue el primero, ‘monsieur crono’, el que inauguró el Pentatour, un tirano sobre el manillar. Poulidor lo intentó con ganas año tras año. En 1964 estuvo a punto de conseguirlo en la subida al Puy de Dome, pero se retiró al final de su carrera sin haber vestido nunca el maillot amarillo de la ronda gala. Ahora con 80 años goza al menos del cariño y la popularidad de los que reconocen la valentía de desafiar al más grande. Cristiano no solo lo desafió, también fue capaz de doblegarlo en algún enfrentamiento directo. Esa es su grandeza, no haber bajado la cabeza ante el mejor jugador que hayan visto los siglos.

Hoy se falla el Balón de Oro, ese invento que trasciende lo colectivo para coronar los egos y satisfacer el ansia competitiva a la espera de que se sustancien los títulos de final de temporada con los que realmente se mide la jerarquía de este deporte. Cristiano, el favorito para muchos, está en disposición de acariciar el registro de Messi (5-4), mientras que el argentino no renuncia a doblar en entorchados al portugués (6-3).

Gane el que gane, disfrutemos mientras podamos de ellos. Después ya nada será igual, y hará más frío. Igual que cuando se pone el sol.