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ESPANYOL

La agonía del Espanyol parece interminable en esta Liga

Tras caer ante el colista, con 36 puntos no basta para salvar el pescuezo, y quedan cinco finales para ganar al menos una.

ValenciaActualizado a
Pape Diop, el viernes.
DAVID GONZALEZ

Una quiniela. Depender del balón parado o de la inspiración tiene estas cosas, que a veces te quita lo que te dio, y te quedas aturdido como si te robaran la cartera y perdieras al ladrón entre la multitud. No hubo más noticias de un Espanyol que se encontró con el partido de cara pero que se le puso de culo porque le dio alas a su rival, y poco a poco fue un prisionero en el Ciutat de València. Caicedo parecía en la punta de ataque un levantinista más, aplaudido por los aficionados granotas que le adoran ante la decepción perica, atónita aún por perder en un partido insulso, gris de su equipo, como tantos otros, víctima de la fiesta valenciana.

Lema local. ‘Cabeza, corazón y cojones’ pedía a su equipo el speaker del Levante. La receta de las tres ‘C’, que bien se aplicaron los granotas después de que Hernán marcase el 0-1 y el Espanyol metiese en el partido a su rival, que hasta ese momento estaba más nervioso que cualquiera en una entrevista de trabajo. Los locales olieron sangre, vieron que el Espanyol era un león con piel de cordero, y se dispusieron a hincarle el diente perdiéndole cualquier respeto. Es uno de los males del equipo de Galca este curso, que no sabe qué es: a veces es hiena y se alimenta de cualquier despojo, pero en otras se asemeja más a un ternero, manso y entregado, como anoche.

Valencia blanquiazul. Los gritos de “Sí, se puede” empezaron a retumbar en un Ciutat de València expectante por ver si su equipo malgastaba o aprovechaba la última bala de su cartucho en Primera. Y el Espanyol tampoco estuvo solo en la ciudad del Turia. Hinchas pericos que salieron por la mañana de Barcelona, comieron un arroz por la costa Mediterránea y luego regresaron de madrugada. Como algunos miembros de la Penya Espanyolista de Cornellà, que esperaban que la salvación perica echase el candado bajo la luna valenciana. Otra vez será. No es época para grandes esperanzas.

Detalles pericos. Poco se salvó del Espanyol, timorato en defensa y poco profundo en ataque, sin orden ni sentido. Pero hubo algún destello de un jugador que corre como pocos y también, de vez en cuando, tiene golpes escondidos. Víctor Sánchez se disfrazó ayer de De la Peña en dos pases milimétricos, a la espalda de los centrales. En el primero, marcó Hernán, el paraguayo que lleva siete goles y cuyo olfato ha salvado al Espanyol de más de un apuro. Y estuvo a punto de meter el 1-2 en otro pase del de Rubí, pero su remate lo despejó Mariño. Y fin de la historia.

La vida sigue igual. Los avances institucionales de Chen chocan de momento con la inmovilidad perica sobre el césped. Con 36 puntos no basta para salvar el pescuezo, y quedan cinco oportunidades para ganar al menos un partido. Una triste despedida de una temporada en la que el equipo ha ido dando tumbos, ha salvado el cuello por la voluntad de la plantilla y la calidad de su ataque, pero que no ha dado señales de crecimiento ni de estabilidad. No ganar al Celta supondría otro final de curso agónico. One thing Typical Espanyol.