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ESPANYOL 2-RAYO 1

El Espanyol resucita tan trepidante como un Rayo

Después de que Abraham abriera el marcador (12'), el jugador del Rayo empató con un obús (68') y el espanyolista firmó la victoria de espectacular volea (78'). Los pericos acabaron con 10.

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El Espanyol resucita tan trepidante como un Rayo
LALIGA

Paradójico como es el fútbol, el Espanyol fue un Rayo. Veloz, trepidante, insistente como una gota china sobre la portería de Yoel, pero sobre todo ordenado atrás, el equipo perico fulminó a un Rayo anodino, al que no le resultó suficiente su habitual y meritorio juego combinativo para contrarrestar a un rival irreconocible, directo como una espada. Nadie diría, viendo el partido de Cornellà, que el conjunto de Galca combate contra el descenso. De hecho, con esta elaborada victoria se escapa de la zona de abajo, que le queda a cinco puntos, y somete a los de Paco Jémez, empatados con la misma. 

Jugador de segundas vueltas en el Espanyol, Abraham está resultando como el personaje bíblico una suerte de ‘padre’ del resurgir del equipo. Desde que Galca reculó en su idea original —similar a la del Rayo, por cierto— y apostó por incrustar al mediocentro en un 4-1-4-1, han llegado tres victorias en cuatro partidos. Y esta vez, como guinda, a Abraham le llegó el gol. El primero de esta temporada, todo furia llegando desde atrás al primer palo y burlando a Baena, a centro de un Asensio que, junto a Gerard, no dio por perdido un balón que salía por la línea de banda. 

Justo ese ímpetu arriba fue lo que hizo llegar a los pericos hasta la saciedad a los dominios de Yoel, que jugó por Juan Carlos, pero quizá también el motivo del desatino. Le pudieron las ganas al Espanyol en ataque, todo lo contrario que en defensa, donde rozó un orden estajanovista. El Rayo estuvo en aprietos durante una hora larga, desde el centro-chut envenenado de Rubén Duarte en el minuto 2, pasando por un penalti no señalado del joven Joni Montiel (debutante en la titularidad, igual que Özbiliz lo fue en Primera) sobre Óscar Duarte y por múltiples ocasiones, desbaratadas por el guardameta —como el disparo de rosca de Víctor Sánchez desde la frontal—, por Crespo —que le arrebató a Asensio el 2-0 en la misma línea de gol—, Tito —cortó providencial ante Burgui— y por el propio extremo, que solo ante Yoel la mandó fuera. 

Y fue poco después de esa clarísima acción cuando el Rayo, en su primer y único remate a puerta, estableció el fugaz empate. Fue Bebé quien fulminó a Pau con un trallazo. Movió el banquillo Paco y también lo hizo Galca, a quien le dio mejor resultado. Hasta el punto de que, diez minutos después del 1-1, entre los tres que entraron durante la segunda mitad se fabricaron el segundo tanto. Puso Roco un balón al área que Caicedo trató de cabecear y que cayó a los pies de Hernán Pérez, quien de primeras y sin pensárselo asestó una volea que entró por toda la escuadra. Esa fue la gran diferencia de la noche: un Espanyol encrespado ante un Rayo demasiado contemplativo. Ni Manucho primero, ni Guerra después, consiguieron dañar a Pau. Quienes sí se dañaron, pues nunca la alegría en casa del perico puede ser completa, fueron Diop y Víctor Sánchez. Ambos serán baja en Granada, el senegalés al ver la quinta amarilla y el catalán, al ser expulsado en el minuto 90 por doble tarjeta.