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OVIEDO 0-ATLÉTICO DE MADRID 2

La conexión Vietto-Griezmann aparece en el Carlos Tartiere

Torres sentenció en la segunda parte y su gol dio brillo a un plomizo Atleti. El Cholo sigue en fase de pruebas. Mejoró en la segunda parte con Óliver en el campo.

Actualizado a
La conexión Vietto-Griezmann aparece en el Carlos Tartiere

Segunda victoria del Atlético en su segundo test de pretemporada ante un Oviedo serio y concentrado que en ningún momento se vio zarandeado por el rival de Primera división. En el primer tiempo Simeone sacó del armario un traje antiguo y desgastado, pero que siempre le ha sentado bien a su equipo. Un 4-4-2 con Koke acostado a la izquierda y Carrasco haciendo de Arda. Le costó al belga, impreciso con balón se afanaba por interpretar bien la nueva partitura de Simeone. En Mónaco jugaba sin tanta atadura, más pendiente de acelerar hacia la portería rival que de colaborar en la custodia de la suya y anda digiriéndolo.

El Oviedo, por su parte, vivía sin agobios ante un Atlético que maniobraba de forma plomiza, ni siquiera el recurso del balón largo para salir le valía porque ni Vietto ni Griezmann alcanzaban a colgarse en el aire con la fortaleza suficiente como para aguantar el balón. Jackson o Torres parecen más apropiados para ello. Pero por el contrario, el dúo de menudos colchoneros sí se maneja bien entre líneas y así fue como sorprendieron a la zaga asturiana. En el 28’, Vietto recibía en tres cuartos y filtraba un pase bombeado y medido, que Griezmann empalmó con la izquierda. El del galo fue un movimiento de ariete, algo más que añadir a un repertorio siempre en aumento.

El golpe no descompuso a un aplicado Oviedo que en el 34’ a punto estuvo de castigar una indecisión entre Gabi y Savic. El capitán sirvió a su compañero un balón envenenado y Linares ganó el bote y se plantó ante Oblak. El esloveno se le agigantó al delantero carbayón, quien estrelló la pelota en el corpachón del meta. Simeone esperó a los 10 minutos del segundo acto para introducir a seis futbolistas nuevos. Óliver se ubicaba en el lugar de Koke y Raúl García, en el de Carrasco con Torres y Correa por delante. Era un Atlético más afilado en la presión. Lo notó el Oviedo en el 60’ cuando Raúl García le arrebataba un balón a Borja Gómez y montaba un contragolpe. Correa alargó sobre Torres y el Niño, ya dentro, del área le devolvía al argentino. Correa eligió mal y no disparó ahogando una ocasión inmejorable. Con Óliver moviéndose por todo el perfil ofensivo la circulación colchonera aceleró y en una de esas acciones el Atlético encontró a Raúl García en la derecha.

El navarro soltó un centro chut que Miño amortiguó dejándolo a los pies de un Torres que estuvo muy atento para lanzarse y hacer el segundo. El Oviedo intentó responder y Borja Valle estuvo a punto de llegar para coronar una gran jugada colectiva local. A partir de ahí fue terreno abonado para que el Atlético reculara con la intención de emplearse a la contra. La encontró en el 80’, pero la dejada de Torres no fue lo suficiente precisa como para que correa recibiera solo ante Miño. El partido murió deslavazado, muestra lógica de que aún las piernas no terminan de responder y de que sólo asistimos al periodo de pruebas.