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ESPANYOL 1-RAYO 1

Empate que aleja a Espanyol y Rayo de los puestos europeos

Blanquiazules y franjirrojos dejan escapar una buena oportunidad de acercarse a la séptima plaza que da acceso a Europa tras un empate justo.

BarcelonaActualizado a
Empate que aleja a Espanyol y Rayo de los puestos europeos

Advertía Sergio González en la previa que Paco Jémez plantea los partidos “a ganar o perder”. Así que empataron, ley de Murphy mediante. Pero, curiosamente, no fue por la valentía habitual del cuadro franjirrojo, pues se dejó el desparpajo y la alegría en la calle del payaso Fofó, ni por la habitual solidez perica a la espera de algún rápido contraataque, pues los locales fueron descaradamente a por el triunfo. Si esto hubiera sido un Mayweather-Pacquiao, los blanquiazules habrían ganado a los golpes, pero en fútbol eso de poco vale. Esta vez Espanyol y Rayo se intercambiaron los papeles en esta representación onírica, pues en juego estaba el sueño de ir a Europa a través de la séptima plaza, de la que se despiden virtualmente los vallecanos (con 43 puntos) y que también se le escurre de las manos a los blanquiazules, quienes con 46 puntos –a dos del Athletic, que la marca provisionalmente– solo pueden que desear los tropiezos de Málaga y Celta en sus encuentros de esta jornada.

Muy temprano, tanto como a las 12 del mediodía, asumió el Espanyol ese rol atrevido y volcado al ataque tan propio del Rayo. En el 7’ avisó Caicedo con una volea que salió rozando el palo izquierdo de Toño, quien cinco minutos más tarde atajó un disparo de Sergio García tras una cabalgada del capitán perico, una vez más omnipresente: presiona, roba, conduce y asiste o remata según convenga. Al cuarto de hora, sería el exrayista Arbilla quien estrelló una falta directa en el larguero. Pretendía el Espanyol resolver por la vía rápida, 6-0 en chuts a los 20 minutos, pero nada más lejos de la realidad. En el 29’ llegaría el primer remate del Rayo, y el gol: un esférico que recuperó en línea de tres cuartos Insua, quien conectaba una pared con Bueno y ya dentro del área cruzó lejos del alcance de Casilla. Un chut a puerta, 0-1 y primer tanto del argentino en una Liga profesional. Y aun así, se reanimaron rápidamente los pericos, en busca de al menos el empate antes del descanso, que evitaron primero Tito –cortando un centro-chut de Montañés– y después Toño, al despejar con los puños una falta muy cerrada que había botado Lucas.

Pero los quebraderos de cabeza del Espanyol no se acabarían ahí, ya que precisamente Caicedo se tuvo que marchar conmocionado al poco de la reanudación, precipitando la entrada de Stuani. Y ahí empezaron los pericos a beber más que nunca de su propia medicina, pues obligados por las circunstancias a volcarse en el ataque dieron pie a la comodidad de un Rayo que hizo un achique de espacios de manual y que pudo sentenciar, en un pase de la muerte de Álex Moreno sobre Miku que Duarte sacó en la misma línea de gol. Se perdió demasiado tiempo entre la dolencia del ecuatoriano y la creciente agresividad, minutos que acabarían echando de menos los pericos, quienes sin la cabeza y la vistosidad del primer tiempo pero con ardor guerrero acabaron encontrando el 1-1. Arribó de la única manera que podía lograrlo un equipo negado en este encuentro con el gol: en un centro de Moreno desde el vértice del área en el que Stuani no alcanzó a cabecear, siquiera a rozar, pero su sola presencia impidió a Toño lanzarse antes a por el balón, que se coló en su portería por la misma escuadra. El central mexicano no solo regresaba, tras cumplir sanción en Granada, para imponer su jerarquía, sino que se sumó al ataque para dar un punto a los suyos.

Y así, el día en que el Espanyol más quiso merodear el área rival y el Rayo dejó de ser voluntariamente el Rayo, el fútbol se resolvió en tablas. Las que imposibilitan a los franjirrojos conseguir su primera victoria en feudo perico en la historia de la Liga, y ya van 14 visitas, y al Espanyol celebrar nada –lo evidenciaba la desesperación de Cañas en el tiempo añadido, que le valió la expulsión–, pues su calendario (le restan dos salidas, ante Eibar y Celta, y la visita a Cornellà del Real Madrid) ya no le da para soñar demasiado.