Bongonda iguala en el 93' y frustra el triunfo del Granada

Encontró el Granada el orgullo y el corazón que llevaba buscando toda la temporada. Pero volvió a morir en la orilla de la manera más cruel posible. Después de haber soportado estoicamente con diez las embestidas de un Celta falto de ideas pero pertinaz y con más recursos, el Granada vio volar otros dos puntos en el último suspiro. Eso sí, le queda la certeza de que aún está vivo. Todavía tiene alma el equipo de Abel.

Con el 9-1 del Bernabéu aún sangrando, el fútbol lanzó un guiño al Granada casi sin que los futbolistas hubiesen roto a sudar. Piti cazó un balón a la espalda de Hugo Mallo y su centro lo introdujo en la red Robert. Aún no se había cumplido el minuto tres y el Granada sentía el aire a su favor muchas semanas después. Esa sensación aumentó cuando el Celta perdió a Augusto (26’). Sin Krohn-Dehli, sancionado, la lesión del argentino dejaba a los celestes sin brújula en el eje. Y lo acusó sobremanera el conjunto de Berizzo.

El Granada, mientras, juntaba líneas y aguardaba una contra para poder rematar el partido. El plan le funcionaba a los de Abel. Hasta que Murillo se enredó en un absurdo pique con Cabral. Álvarez Izquierdo hizo gala de su poca mano izquierda y amonestó a los dos zagueros. Dos minutos después, el colombiano llegó tarde a un cruce con Hernández y puso rumbo al vestuario antes de tiempo. El Granada sólo fue afortunado 40 minutos. Se le tuercen las cosas con una enorme facilidad a los rojiblancos.

Con diez y ante un rival con los nervios a flor de piel, el Celta no encontró la forma de imponer su juego. Nada más volver del vestuario Cabral rozó el empate. Nolito las pedía todas. Pero el Granada, esta vez sí, sacó el carácter y el corazón que tanto se les ha echado en falta toda la temporada. Incluso se permitió algún escarceo en ataque. El Arabi tuvo el 2-0 tras un córner, pero esta no es la temporada del marroquí. Tampoco la de Jhon Córdoba, que entró desde el banquillo y tiró por el sumidero un buen par de contragolpes.

Los vigueses sólo fueron capaces de mostrar superioridad cuando fallaron las fuerzas y aparecieron los calambres en el Granada. La tuvo Larrivey. También Nolito. Y hasta pudo pitar penalti Álvarez Izquierdo por un agarrón de Insúa a Hugo Mallo que el lateral celeste protestó hasta la extenuación. Pero tuvo que ser el recién aterrizado en la élite Bongonda (19 años), a la heroica y tras un balón colgado a la olla que peinaron Larrivey y Charles, quien pusiera el empate y mantuviese vivo esa especie de maleficio que persigue sin descanso al Granada esta temporada.